Luca es probablemente uno de los rincones más hermosos de la región italiana de la Toscana. El blanco resplandeciente del mármol de sus iglesias ilumina las piedras de sus calles ancestrales. Las casitas, de colores alegres y ventanales verdes, reciben a los visitantes que se adentran en una ciudad llena de historia. En una de sus calles, tranquila, llena de paz, se encuentra la que fuera la última morada en la tierra de santa Gema Galgani.
Una puerta imponente, con una fotografía de la santa en la parte superior y una cartela nos informa que ahí vivió los últimos cuatro años de su vida. Tras llamar al timbre, una religiosa de las Hermanas Misioneras de Santa Gema nos recibe con una sonrisa en los labios.
Llena de alegría por enseñar el hogar de su querida santa, nos abre las puertas de las estancias que permanecen intactas. Parece que el tiempo no ha pasado. Parece que el tiempo se ha detenido. Parece que en cualquier momento nos crucemos con la joven Gema.
Nada ha cambiado porque así lo decidió la familia que la acogió como una hija más en los últimos años de su vida. Conocida como "Casa Giannini", así ha permanecido porque así lo dejó escrito el doctor Matteo Giannini. A la muerte de Gema, quien fue una hija más, nada debía ser movido.
Aquí puedes recorrer la casa y descubrir sus interiores:
La familia que la quiso como una hija
La primera estancia en la que nos invita a entrar la amable religiosa es el comedor, una salita sencilla, con una mesa en el centro custodiada por un imponente Cristo crucificado.
El lugar de Gema en la mesa está marcado, con su silla dispuesta. Una posición extraña, pues comía de espaldas a la figura de Jesús. Sencilla la explicación. Si comía observando su rostro doliente, sus heridas, su sufrimiento, Gema no podía comer; solo deseaba rezarle, hablar con Él. Una solución práctica de una familia que la quiso como una más y que respetó siempre su profunda devoción pero se preocupó igualmente por su salud terrenal.
El dormitorio es un espacio único. Una cama con dosel estaba reservada a la Signora Cecilia, tía de la familia con la que Gema estableció un vínculo precioso, compartiendo fe, oraciones, devoción.
En la pequeña cama del rincón, Gema descansaba y fue allí donde sufrió todos los estigmas de Cristo. La situación allí no la debemos entender como castigo, ni como signo de desprecio hacia ella, nos explica la religiosa que nos acompaña. Fue acogida por la Signora Cecilia para que los pequeños de la casa no se preocuparan ante las experiencias místicas de Gema. Para que estuviera tranquila, sin ser molestada por nadie.
El lugar de sus experiencias místicas
Una cartela en la cabecera de la cama de la Signora Cecilia termina de explicarnos todo lo que la religiosa nos ha ido relatando con profunda emoción:
"En esta habitación y con la cabecera de la cama en este lugar, durmió la Signora Cecilia con su sobrina Annelta, y S. Gemma Galgani en la cama en el lugar indicado. Aquí tuvo lugar la visita fallida del médico; aquí el hecho del manuscrito invadido por el diablo.
Aquí la Santa fue retenida varias veces en el cayado de la Virgen; visiblemente asistida por su Ángel de la Guarda, quien muchas veces dejó un dulce perfume también experimentado por los demás. Aquí experimentó la flagelación, la coronación de espinas, los estigmas y todas las penas de la pasión. Aquí fue arrastrada por el suelo por el diablo que se le presentó en diferentes y horribles formas. Aquí vio el alma de la Madre María Teresa Pasionista sufriendo en el Purgatorio, y luego la vio volar al cielo".
La siguiente estancia es un bonito despacho en el que Gema podía escribir su diario, sus pensamientos y experiencias místicas. En una silla, una fotografía única de la santa, realizada por Giuseppe Giannini, uno de los hijos de la familia, abogado de oficio y fotógrafo de afición, quien inmortalizó a su hermana adoptiva en uno de sus momentos de oración.
Su ropa y reliquias
Una sala adyacente recoge algunos de los objetos más personales de la santa. Una capelina negra, sencilla, sobria; nos imaginamos a Gema recogida bajo esas humildes telas, mientras reza a Jesús. Fotografías, crucifijos, cartas manuscritas. Y lo más conmovedor: restos de la ropa que quedó manchada con la sangre de los estigmas.
La última estancia es el oratorio, con un altar y varios bancos, y una fotografía de Gema presidiendo el espacio. A un lado, una pequeña imagen de la Virgen con el Niño que tuvo mucha importancia para Gema. Ante ella rezó sus últimas oraciones, ante ella se encomendó a su Madre.
Primera santa del siglo XX
Santa Gema Galgani fue sacada de la casa Giannini pocas horas antes de morir, por miedo a que los demás fueran contagiados de tuberculosis, enfermedad de la que falleció cuando tenía solamente veinticinco años.
Fue la primera santa del siglo XX y los científicos no han podido dar una explicación racional a los estigmas que sufrió a lo largo de su breve existencia. Acusada de loca en vida, Santa Gema Galgani no rechazó a Cristo a pesar de las tentaciones del Demonio y las burlas de los mortales. Su última morada en Luca nos acerca a su espíritu, a su esencia. En las estancias se respira el amor que Gema sintió por Jesús. Se palpa la belleza de una vida de renuncias terrenales.
La religiosa que nos ha acompañado nos despide con la misma sonrisa con la que nos recibió. Nos ha regalado momentos únicos, inolvidables, nos ha acercado a una de las santas más veneradas de todos los tiempos.