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En 1767 el rey Carlos III de España, ante el asombro de media humanidad, decidió expulsar a todos los miembros de la Compañía de Jesús de su Imperio. 255 años más tarde, el régimen cubano que encabeza Miguel Díaz-Canel ha expulsado de la isla al superior de los jesuitas, David Pantaleón.
El padre Pantaleón, había sido apercibido desde hace dos años y expulsado “parcialmente” en abril de este año. En ese entonces, además de presidir a los jesuitas también era presidente de la Conferencia Cubana de Religiosos y Religiosas (CONCUR), misma que se ha caracterizado por su constante defensa de los derechos humanos de la población cubana.
Sin embargo, el pasado martes 13 de septiembre, el sacerdote jesuita tuvo que abandonar definitivamente la isla. El Gobierno se negó a renovar el permiso de residencia porque (supuestamente) el padre Pantaleón “se negó” a controlar a los miembros de la CONCUR que han criticado al régimen de Díaz-Canel.
La reacción de la CONCUR
Para la CONCUR, resulta “lamentable” la salida de la isla del Padre David, cuya presencia ha hecho bien a tantos en esta tierra”. En un comunicado fechado el mismo 13 de septiembre, los religiosos y religiosas de Cuba manifestaron su solidaridad con el sacerdote y con la Compañía de Jesús.
De manera conjunta, CONCUR y la Conferencia de Provinciales Jesuitas en América Latina y el Caribe (CPAL) agradecieron "enormemente su servicio, su amabilidad, su cercanía y su cariño, así como su capacidad de enfrentar evangélicamente cualquier tipo de violencia y su apertura al diálogo".
“Estamos ciertos de que Dios sigue dando fruto a su entrega, alentando la vida en tantas personas de este pueblo y en nuevas iniciativas de tantos religiosos y religiosas que siguen construyendo el Reino, desde la mirada y el corazón de Dios”, termina diciendo el comunicado de la CONCUR.
La reacción de la CPAL
La CPAL detalló que la expulsión del padre Pantaleón comenzó cuando la Oficina de Asuntos Religiosos del Gobierno le advirtió, aprovechando la renovación de su permiso de residencia, que “no estaba de acuerdo” con acciones que realizaban él, otros jesuitas y laicos que trabajan con la Compañía de Jesús en Cuba.
“En sus cinco años de servicio en la isla, Pantaleón acompañó a muchos religiosos, y las diversas iniciativas de la Conferencia, entre ellas el acompañamiento a los presos y a sus familias”, escribió el padre jesuita y presidente de la CPAL, Roberto Jaramillo. Fuentes de la CPAL dijeron que el padre Pantaleón regresó a su nativa República Dominicana el mismo 13 de septiembre.
Y agregó: “Sus compañeros jesuitas, sus amigos y amigas, el pueblo al que sirvió con dedicación, alegría y generosidad durante los últimos años, agradecen enormemente su servicio, su amabilidad, su cercanía y su cariño, así como su capacidad de enfrentar evangélicamente cualquier tipo de violencia y su apertura al diálogo”.
¿Contra los jesuitas?
Para algunos observadores del régimen castrista, la expulsión del padre Pantaleón no se dirige tanto a la Compañía de Jesús cuanto a un sector de la Iglesia católica de Cuba, especialmente un sector de la CONCUR, cuya crítica a la falta de libertades del pueblo cubano ha repercutido en la animadversión del Gobierno.
Desde abril pasado, las autoridades no renovaron el permiso de residencia del Padre Pantaleón y se tuvo que ir de la isla. Pero regresó un par de ocasiones, con visa de turista, para realizar el traslado de funciones tanto de los jesuitas como de la CONCUR. En septiembre expiró el visado y ya no le dieron oportunidad ninguna de renovar su estancia en la isla.
Quizá la clave de la expulsión esté en las palabras del padre José Castor Álvarez, quien en una emisión del noticiario Adelanto Informativo le agradeció al padre Pantaleón “quien ayudó a los familiares (de los presos) del 11 de julio y nos ayudó en este deseo de la paz y la justicia” .