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¿Tienes un compañero mandón? 4 ideas terminar con eso

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María José García Crespo - publicado el 05/10/22 - actualizado el 13/09/23
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Existen personas que si les dan un poco de "poder" pueden llegar a perder la cabeza, creyéndose el "jefe" para mandar y hacerle la vida difícil a los demás

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Es posible que tengas un compañero de trabajo que te trata como si fuera el jefe. Brinda toneladas de comentarios (incluso cuando no los pediste), reparte los roles en los proyectos del equipo (dándose a sí mismo el mejor), te trata con la punta del pie, habla con malos modos y anula cualquier oportunidad para que otros tengan voz.

Esto puede pasar de ser una molestia a un problema frecuente cuando tu jefe no interviene o está ausente; tal vez no tiene idea de que alguien está aplastando a la gente, o está demasiado ocupado para estar al tanto de la dinámica del equipo.

Quizá el departamento no tenga suficiente personal y esté feliz de que alguien asuma un papel más importante, o tal vez el jefe está escuchando cómo van las cosas directamente de él. Si bien es muy frustrante tratar con un compañero de trabajo mandón todos los días, hay pasos que puedes seguir para abordar la situación. Comienza con estas cuatro tácticas:

1Habla en el momento

Tu colega acaba de hacerse cargo y te relegó a una tarea aburrida nuevamente, lo cual te tiene realmente molesto, ¿esa persona es consciente de esto? No todo el que se equivoca lo hace con malicia.

Si el equipo aprueba sus ideas, o no dice nada en absoluto, ¿cómo va a saber que la gente está realmente molesta? Entonces, el primer paso es hablar. Es posible que no se dé cuenta de lo agresivo que suenan frases como: "Esto es lo que vamos a hacer".

Practica diciendo cosas como: "Tengo una idea para un enfoque diferente..." y "Me gustaría tener un papel más activo en la dirección de este proyecto", o "Qué tal si…"

Tal vez haga un trabajo honesto compartiendo roles de liderazgo, es solo que nadie había expresado interés previamente. Tu primer paso es darle la oportunidad de que sea consciente de que existe ese interés.

2Programa una charla

En el momento en que nuestro compañero se pone a "jefear" desearíamos apretar su cuello con las manos. Entonces, ofrecer tus pensamientos en el momento no es la opción correcta para ti. Quizá sea mejor idea hablar con él cuando se nos pase el enfado.

Puedes programar una charla con él; como sabes, los correos electrónicos pueden malinterpretarse, especialmente cuando se trata de temas delicados. Definitivamente vale la pena decirlo en persona.

Evita las declaraciones acusatorias, ya que es probable que solo lo ponga a la defensiva. En su lugar, intenta "matar la jefitis" con amabilidad, por ejemplo: "Te agradezco que me brindes tu tiempo para compartir tu experiencia conmigo, sin embargo, he tenido éxito con (sea lo que sea), si me encuentro con un obstáculo, me aseguraré de comunicarme con el equipo para obtener sugerencias".

Así aclaras dos cosas clave: que tú impulsarás la discusión si está buscando comentarios, y que él es un miembro igual de tu equipo (que cuenta con otras personas con ideas valiosas).

3Poner en valor a otros compañeros de trabajo

No todos se sienten cómodos dando el salto para defenderse a sí mismos; un paso intermedio es poner en valor a otro compañero. Es un truco muy práctico para cerciorarse de que las decisiones se organicen de manera más ecuánime.

Si tu compañero de trabajo mandón alardea de una idea (que en realidad es de otra persona), intervén apoyándola y reclama la opinión del empleado creador de la idea. Esto dejará claro que hay múltiples voces alrededor de la mesa que vale la pena escuchar.

4Habla con tu jefe

¿Recuerdas cuando dije que es muy probable que tu jefe no esté al tanto del problema? Si has intentado hacer todo lo anterior y nada ha funcionado, es hora de acudir a él.

El otro beneficio de este paso es que podrás decirle a tu jefe que has hablado con la persona en cuestión y trataste de resolver el problema antes de presentárselo.

La mejor manera de abordar el tema no es arrojar al colega a los lobos, porque podría parecer que existe un litigio, que tú seas su peor enemigo o tuvieses celos.

Habla con tu supervisor sobre tus oportunidades de crecimiento y desarrollo profesional, lo cual es totalmente normal. Podrías decir: "Me gustaría tomar la iniciativa en más proyectos: ¿Qué pasos podría tomar?"

Así, tu jefe sabe que tú también tienes interés en aprovechar oportunidades.

Es importante que el jefe tenga conocimiento del problema si has agotado las posibilidades de diálogo con el compañero.

Otro enfoque podría ser decir: "Me gustaría hacer contribuciones más importantes, pero a menudo siento que no hay espacio para mi opinión en las reuniones. ¿Puedes ayudarme a saber cómo puedo lograr un papel más eficiente?"

Esto debería abrir la puerta a discutir por qué te sientes así y cómo puedes remediarlo, de cualquier manera has alertado a tu jefe sobre el hecho de que la dinámica actual del equipo te impide ser mejor.

Con esto, habremos hecho todo lo posible para solucionar el problema.

Si hablaste con tu difícil compañero de equipo, subrayaste el valor de tus otros compañeros de trabajo y le pediste a tu jefe un papel más importante y nada ha cambiado, entonces, para ser honesta, es probable que la dinámica del equipo se mantenga tal cual.

Si asumimos que no estás buscando renunciar, en lugar de pelear una batalla cuesta arriba, busca otras formas de hacer que tu voz se escuche en la oficina.

Puedes encabezar más proyectos en solitario, colaborar con personas de diferentes departamentos o participar en grupos no relacionados directamente con tu trabajo, como un club de conferencias o tertulias profesionales.

Al crear oportunidades para ti, le estás mostrando a tu jefe, así como a otras personas en posiciones de liderazgo, que tu voz merece ser escuchada y, al no permitir que eso suceda, se están perdiendo muchas ideas estupendas.

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