El matrimonio, la vida religiosa o el sacerdocio son vocaciones muy loables de entrega a Dios. Ya sea por ser un sacramento o una llamada específica, son caminos de perfección en el amor dentro de una familia, una congregación o la propia Iglesia.
Hay otra senda que a veces queda en el olvido, que también puede tratarse de una verdadera vocación según se viva. Es el camino de la soltería.
Ya sea de forma voluntaria o involuntaria, la soltería de cualquier católico se presenta como un reto para quien lo vive. Alrededor, unos van formando sus familias, otros van siguiendo su camino.
Los que deciden permanecer solteros, o que se encuentran en esta situación por circunstancias de la vida, tienen dos opciones: o lamentarse de verse sin pareja, deprimidos por su estado, o vivir esa etapa con ilusión y esperanza.
Llevo ya unos años fijándome en una persona de mi familia que es para mí un ejemplo de cómo vivir la soltería. Partiendo de la base de que todas las personas tenemos una vocación innata a amar, observándola a ella he podido ver de primera mano cómo ama una persona célibe a la luz del Evangelio.
100% disponible
Por lo general, una persona célibe, al no estar atada a una pareja o unos hijos, dispone de más tiempo y menos responsabilidades. La clave estará en saber emplear bien ese tiempo precioso del que dispone dedicándose a causas nobles en las que pueda volcarse en los demás.
En mi familia sucede que esta persona:
Tiene un corazón inmenso donde cabemos todos. Una disponibilidad que se traduce en una gran generosidad.
Estamos hechos para la entrega. Da lo mismo si estamos casados o vivimos dentro de las cuatro paredes de un convento. Nuestro corazón ha sido creado para amar y es tarea de cada uno hallar el modo de materializar ese amor.
Amor fecundo
El amor de una persona célibe cuya vida apunta al cielo debe ser fecundo. Al hablar de fecundidad se tiende a pensar siempre en tener descendencia. Pero el amor fecundo traspasa más allá de los hijos y se hace extensible a todo tipo de personas: sobrinos, alumnos, hijos de amigos, ahijados…
Se trata de poner el corazón a disposición de otras almas, de acercarlas al Cielo con buenos consejos y buenas conversaciones. Es la manera para que todo ese torrente de cariño dé fruto.
Cuidado de nuestros mayores
Por una serie de decisiones el soltero va forjando su vida. Tal vez sea rechazando a algún pretendiente, recibiendo un 'no' ante una propuesta de noviazgo o no terminando de cuajar en una relación. Uno de pronto se encuentra con que los años van pasando y la imperiosa necesidad de formar una familia se va difuminando con el tiempo.
Puede ser que el soltero se encuentre viviendo en casa, con sus padres mayores. Es una oportunidad magnífica para plantearse que éstos estén a su cuidado y se sientan acompañados. Eso sí, el resto de hermanos debe hacer todo lo que pueda por atender también a sus padres.
Es injusto cargar sobre el hermano soltero una responsabilidad que es de todos los hijos. Así que hay que ponerse de acuerdo en este asunto antes de que el hermano soltero se vea atrapado.
La rueda de la vida, necesaria para encontrar la plenitud
En el camino de la soltería puede ocurrir que, en determinados momentos, uno no se sienta del todo satisfecho con su vida. Ver a otros formar sus familias y seguir su propia llamada puede hacer que uno se sienta infeliz y desorientado.
Es por eso que quiero presentarte el término 'rueda de la vida'.
La rueda de la vida es una herramienta sencilla y práctica que te permite ver con un solo golpe de vista en qué actividades estás empleando más tiempo y en cuáles menos. Se dibuja una ruleta dividida en 10 radios. Cada radio pertenece a una sección: Crecimiento personal, Espiritual, Finanzas, Contribución, Amor, Ocio, Amigos, Salud, Familia, Trabajo o Estudios.
Gracias a este instrumento de coaching podrás vislumbrar dónde está puesto tu corazón, y si debes ejercitar más o menos alguna sección. Ayuda a enfocar la vida, a volver a apuntar al norte.
Siguiendo estas indicaciones, para vivir una soltería de altura, no se pasa nunca el arroz. Te convertirás en un verdadero soltero de oro. Solteros y solteras que apuntan a la eternidad.