Alegrar al Niño Dios, a María y a José. Puede ser Nochebuena o la comida de Navidad o incluso el día de Reyes. En estas fiestas nos reunimos en familia y pasamos a veces horas en la mesa pues la oportunidad de vernos todos juntos empuja a que aprovechemos estos días. Y las tertulias se alargan.
Hay que tener muy claro el motivo: el Nacimiento del Niño Dios. Qué bueno si lo tenemos presente, ahí, en el belén, mirándonos con María y José. A ver si les damos unas alegrías con nuestras canciones y con nuestra urbanidad doméstica.
La conversación navideña
Cómo es nuestra conversación navideña. Seguro que llena de alegría, buen humor y buenos deseos para todos. Regalos, villancicos, poemas infantiles.
Pero somos muchos y eso exige lo que se podría denominar las reglas básicas para que el encuentro sea fluido a tenor de lo que cuentan muchos de sus reuniones de Navidad.
- Hablar no muy alto –bajito no, pero sí con cuidado- pues es fácil que si muchos en cada rincón de la mesa organizamos un grupito de charla puede que, sin darnos cuenta, para oírnos, vayamos alzando el tono de voz.
- Escucharnos no es tan fácil como parece. Es tiempo de familia y hay que vivir el espíritu de la Navidad que consiste en hacer felices a los familiares. Y todo el mundo sabe que ser escuchado es una maravilla.
- Es bueno parar y ponernos de acuerdo en elegir quién nos puede contar algo a todos. Aquellos tíos que vienen de lejos y a los que vemos poco. No se trata de que sea una disputa por llevar la voz cantante. Hay que dar cancha a los menos escuchados: por ejemplo, a la abuela. Con 5 minutos para diferentes historias da para mucho.
- Hay que respetar los turnos. Dejar hablar. Permitir que todos, poco a poco, puedan explicar lo más interesante de ese año. Entonces es bueno que todos nos focalicemos en un mensaje, en una información o en una demanda.
- Y callar para que aquel o aquella que va a tomar la palabra esté cómodo y relajado pues el auditorio es amplio. Es la mejor manera de informarnos todos de lo que pasa en nuestra familia.
La colaboración de todos
Nadie ignora que una comida o cena de Nochebuena exige trabajo, poner la mesa, movilizar sillas, servir a unos y a otros. Qué bueno es ver que todos se levantan en su momento y todos colaboran.
No sería una tontería repartirse encargos. Debe haber un encargado del horno, por poner un ejemplo, si hay canelones, un encargado de las bebidas, un encargado de llevar y traer bandejas, etc. y, parecerá mentira, una persona que se ocupa de las bolsas de basura. Una comida navideña genera restos, envases, cajas, papeles, tapones. Al final, dejar a los anfitriones la casa impoluta cuesta poco si estamos organizados.
No nos hemos de agolpar para servir a los demás, pero sí debemos estar dispuestos. Creo que la voz cantante la debe llevar la madre más joven, no la abuela, que está a la cabeza del hogar anfitrión. Hay que hacerle caso. Hay que seguir sus instrucciones. Atentos a su mando. Ella sabe dónde esta cada cosa y dónde va cada cosa.
Los móviles y las pantallas
Cada familia sabrá, pero es bueno evitar las pantallas y los móviles. La televisión, aunque den un programa especial, por aquello del ruido reinante, debe estar apagada. Y los móviles también. Si algo son estas fiestas es familiares. Y vivir en familia estos días es escucharse, servir, ayudar, colaborar. Y lo contrario es encerrarse en uno mismo.
Si alguien se "esconde" con el móvil es que algo no funciona bien. Por esos muchas familias optan por recogerlos, guardarlos en una caja grande si hace falta con una pegatina y reservarlos para realmente estar todos juntos y no con la última broma de TikTok.
Quizá haya que cederle la palabra a ese familiar con vocación de solitario para que nos explique cómo le ha ido el año y qué proyectos tiene para el siguiente 2023. Y si se explica bien es fácil que algún tío, un primo hermano o el mismo abuelo le hagan una buena sugerencia.
Las discusiones no son navideñas
En función de lo propuesto con anterioridad hay que señalar que es bueno no tocar asuntos conflictivos en los que alguien puede saltar. Ya los conocemos: hoy se discute por temas políticos, futbolísticos, y vete a saber. Que si soy un fan de aquella, que si aquel me cae muy mal.
También por disputas familiares latentes: pues habrá mejores momentos para hablar de esos temas. En esta dirección quienes más sufren son los mayores, que quieren vernos a todos juntos y bien avenidos. Los más jóvenes deben hacer un esfuerzo, los de mediana edad dar ejemplo y todos deben colaborar y despejar balones cuando alguien se sale de madre.
Algunos detallitos
Ser limpio, no manchar, no tirar cosas y moverse con cuidado entre tanta gente. Sin correr, sin empujar. Las guerras de aceitunas hacen mucha gracia a los jóvenes, pero muy poca a las madres y padres que están detrás de la logística de todo el plan.
Está el tema del fumar. Qué bueno contar con un balcón o sencillamente bajar a la calle. Para eso habrá que esperar por lo menos al postre. Entonces, antes del café, se van algunos al lavadero de la casa que da a un patio de luces y allí se fuman un purito. O un cigarro.
Último detalle: es bueno no darse el atracón ni beber en exceso pues no hay que amargarle la fiesta a los demás con una medio borrachera que es un incordio, o una indigestión que puede acabar con alguien en urgencias.