El difunto padre Henri Nouwen, un sacerdote católico holandés, psicólogo, escritor y teólogo, dijo que después de muchos años de trabajar con personas se dio cuenta de que la mayor trampa en la vida no es "el éxito, la popularidad o el poder, sino el autorrechazo". Es un obstáculo para la verdadera felicidad.
Si bien es posible que no creas eso a primera vista, considera estas preguntas por un minuto: ¿Cómo te hablas a ti mismo en tu cabeza? ¿Qué te dices a ti mismo? ¿Qué crees sobre ti mismo?
Muchos de nosotros, a menudo sin darnos cuenta, nos hablamos a nosotros mismos de una manera que nunca le hablaríamos a otra persona. (Bueno, tal vez en las redes sociales, pero esa es otra historia). Esto generalmente tiene sus raíces en la infancia: las voces que escuchamos en nuestro hogar, la calidad de nuestro apego a nuestros padres, nuestras primeras experiencias, todo afecta nuestra comprensión de nosotros mismos con el tiempo.
Podemos adquirir el hábito de hablarnos cosas negativas y críticas a nosotros mismos a diario, y esto nos lleva al tipo de autorrechazo a que se refiere que el padre Nouwen.
Aclaremos que de lo que estamos hablando es diferente a reconocer nuestra pecaminosidad o incluso nuestras debilidades. Decirse a sí mismo regularmente que es un estúpido, un fracasado, un indigno, etc., no es lo mismo que reconocer que usted, como cualquier otro miembro de la raza humana, es un pecador y necesita un salvador.
Dios nos ama incondicionalmente
La verdad es que podemos admitir nuestros pecados con mayor facilidad y precisión cuando lo hacemos desde un lugar de autoaceptación y amor propio adecuado. Esto proviene de saber, realmente saber, que somos amados incondicionalmente por Dios.
Nouwen dijo que:
El autorrechazo es el mayor enemigo de la vida espiritual porque contradice la voz sagrada que nos llama 'Amados'. Ser el Amado constituye la verdad central de nuestra existencia."
El núcleo mismo de lo que somos es esta realidad. Somos creados a la imagen de Dios y no hay nada que podamos hacer para perder su amor.
¿Qué nos hace si finalmente rechazamos y negamos esto?
Por un lado, pone un gran obstáculo en nuestra relación con el Señor. Nos impide vivir la vida que Él significa para nosotros.
También nos impide tener relaciones auténticas e íntimas con los demás. Si nos rechazamos a nosotros mismos, no podemos darnos con alegría y paz a los demás.
Si estás acostumbrado a hablar mal de ti mismo de forma regular, a pensar mal de ti mismo, tal vez sin siquiera darte cuenta, ¿qué tal si tomas la decisión de trabajar en ese hábito? No es fácil, pero se puede hacer.
Comienza por volverte más consciente de cómo te hablas a ti mismo y luego comienza a corregirlo, no con una charla falsa y positiva, sino con palabras simples que sean verdaderas: Estoy hecho a la imagen de Dios. Soy un hijo de Dios, soy amado. Soy digno de amor y respeto.
Y si esto es difícil, comienza con la propia Palabra de Dios.
Textos de la Biblia que ayudan
"Te doy gracias porque fui formado de manera tan admirable."
"Aunque se aparten las montañas y vacilen las colinas, mi amor no se apartará de ti, mi alianza de paz no vacilará, dice el Señor, que se compadeció de ti."
"¡Miren cómo nos amó el Padre! Quiso que nos llamáramos hijos de Dios, y nosotros lo somos realmente."
"Pero tú, Señor, Dios compasivo y bondadoso, lento para enojarte, rico en amor y fidelidad (...)"
"¿Se olvida una madre de su criatura, no se compadece del hijo de sus entrañas? ¡Pero aunque ella se olvide, yo no te olvidaré!"
"Sí, Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en él no muera, sino que tenga Vida eterna."
Cuando realmente creas que eres el amado de Dios, te verás mejor como realmente eres, con todas las verrugas, y te aceptarás a ti mismo, lo que te llevará a una vida de mayor amor.
