¿La Iglesia ha comenzado ya el proceso de canonización de sor Belén de la Cruz, religiosa carmelita descalza, después de haber sido campeona de golf, fallecida el 5 de abril de 2018, a los 33 años?
Esta es la pregunta que se le formuló a Estanislao Pery, padre de la joven, que antes de entrar al convento había sido campeona de golf de Andalucía, al concluir el “Encuentro en torno al Claustro”, organizado el 15 de febrero por la Fundación DeClausura, con la participación de más de cien personas conectadas por Zoom desde varios continentes.
El padre de la carmelita respondió: “No tengo ninguna duda de que Belén está en el Cielo. Ahora bien, corresponde a la Santa Sede emprender el proceso, en comunicación con la superiora del convento”.
La pregunta de los presentes parecía casi obligada, pues Belén Pery Osborne, este era el nombre de la joven, como ya pudo constatarse en su mismo funeral, ejerce una gran irradiación entre los jóvenes, a pesar de que pasó doce años en un convento perdido en las montañas, el de las carmelitas descalzas Virgen de la Sierra, en San Calixto, Hornachuelos (Córdoba).
Una de las personas que participó en el encuentro reconoció que atribuía a la intercesión de sor Belén de la Cruz la gracia de haber podido concebir a su hijo después de haberlo intentado en vano durante siete años.
Cinco años después
La petición de los presentes en el encuentro virtual adquiere particular relevancia precisamente ahora que han pasado los cinco años del fallecimiento de la religiosa, período establecido por la Santa Sede para poder emprender una causa de beatificación y canonización.
Testigo de la irradiación espiritual que ejerce sor Belén de la Cruz, fue el obispo de Córdoba, monseñor Demetrio Fernández, quien pudo recoger de primera mano el conmovedor testimonio de los numerosos jóvenes que participaron en el funeral, que él mismo presidió.
En el encuentro virtual, Estanislao Pery reveló detalles sobre la vocación de su hija, en particular, de los momentos en los que discernía el llamado a entrar en un convento, perdido para consagrarse a Dios en la clausura con una comunidad de religiosas, que ella no conocía.
Su padre le preguntó a Belén cómo podía estar segura de que ese era el llamado de Dios. Su hija le respondió: “papá, cuando pases por una iglesia cualquiera, entra, siéntate, quince minutos de reloj, en silencio, sin pensar en nada en concreto. Ya verás cómo algo te dice Dios”.
De este modo, constata su padre, “Belén renuncia a todo lo que tiene, que es mucho: renuncia a formar una familia, y lo cambia por una vida austera, de obediencia y de pobreza. Se incorpora a una comunidad de monjas, que no conoce, todas mayores que ella. Y, sin embargo, todas tienen algo en común, la vocación”.
Entró al convento el 1 de octubre de 2005, a los 21 años. Tras pronunciar la profesión solemne, el 8 de septiembre de 2015 fue nombrada maestra de novicias, y unos días después, el 20 de octubre, en las elecciones de la comunidad, a pesar de su joven edad, fue elegida por unanimidad madre superiora.
Belén… de la Cruz
En los últimos meses de vida, sor Belén tuvo que afrontar un tumor de ovario. El obispo don Demetrio Fernández, quien pocas horas antes de su fallecimiento visitó el convento “para consolar a las hermanas”, revela que una de las monjas le confesó que “no sabía que estaba tan mal”, a causa de la entereza con la que la religiosa vivió la enfermedad.
“Un día, en una sesión de quimioterapia, la médico se interesó por su nombre y le preguntó: ‘¿por qué de la Cruz?’”.
Contestó: ‘Porque la Cruz es una bendición. ¿Qué hace un sacerdote cuando da la bendición? La señal de la cruz. ¿Qué hacemos cuando nos santiguamos? La señal de la cruz. En la Cruz está todo. En ella está la salvación y la paz”.
La irradiación creciente del testimonio de Belén de la Cruz se convierte en una respuesta a quien se plantea la pregunta sobre Dios, y por qué en pleno siglo XXI sigue habiendo hombres y mujeres que se consagran a él en la oración, el trabajo y la vida de comunidad.
Es posible comprar el libro “Belén, carmelita descalza, nuestra hija” en la página web de la Fundación DeClausura.
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