"Tenemos estudios sociológicos e históricos, pero nos faltan herramientas teológicas y morales para llegar a una reflexión global y seria sobre la cuestión de los abusos", explicó el cardenal Marc Ouellet el 20 de febrero de 2023, durante una rueda de prensa celebrada en el Vaticano para presentar las Actas del Simposio sobre el Sacerdocio celebrado en Roma un año antes.
El prefecto saliente del dicasterio para los obispos, que dejará su cargo el 12 de abril, explicó que un mejor reparto de responsabilidades entre clérigos y laicos es la mejor manera de luchar contra estos fenómenos.
El cardenal canadiense señaló que entre los muchos temas abordados durante el Simposio estuvo la "desacralización" de la figura del sacerdote, haciendo la pregunta contundente: "¿El aura divina que rodea al sacerdote ha facilitado la violencia manipuladora de ciertos ministros perversos?".
Seguramente en alusión al informe francés Ciase, el ahora prefecto 'emérito' del dicasterio para los obispos reconoció que algunos estudios mencionan "la sacralidad del sacerdote entre las llamadas causas 'sistémicas' de abuso".
El cardenal Ouellet es un firme defensor del celibato sacerdotal y de una visión tradicional del sacerdocio, y se sabe que tiene reservas sobre tales análisis. Sin embargo, subrayó que el problema del abuso debe ser tenido en cuenta "en cualquier propuesta de aggiornamento teológico o pastoral".
Entrevistado por I.MEDIA, el cardenal canadiense reconoció que "la cuestión de los abusos ha puesto en crisis a obispos, sacerdotes y su relación entre ellos".
El Sínodo actual, que pretende resaltar la "corresponsabilidad entre fieles laicos y ministros", debe permitir, por tanto, construir "un clima de escucha recíproca, que sin duda ha faltado en décadas anteriores", explicó el cardenal canadiense.
El redescubrimiento del "vínculo intrínseco entre el sacerdocio de los ministros y el sacerdocio de los bautizados" puede ser una herramienta valiosa para evitar la repetición de abusos.
"Es ilusorio pretender poder eliminar totalmente este riesgo", dijo el p. Vincent Siret, quien fue superior del seminario francés en Roma de 2017 a 2022, dijo a I.MEDIA. "Todos deben reapropiarse de esta vocación bautismal, entendiendo su relación con la vocación específica del sacerdote", subrayó, considerando que "esta unidad diferenciada dentro de la Iglesia, donde cada uno tiene su lugar, permite limitar el riesgo de abuso".
En el contexto del Sínodo, donde a veces se expresan luchas de poder que hacen que los sacerdotes jóvenes se sientan "fuera de sintonía y cuestionados", el p. Siret dijo que "la realidad de la Iglesia no puede limitarse a una institución con funciones que cumplir: los jóvenes sacerdotes sitúan su vocación en una visión más profunda y mística de la Iglesia", que no puede identificarse con una lógica de luchas de poder o "parlamento", subrayó.
Mejor formación y acompañamiento
Durante la presentación de las actas del Simposio, publicadas en dos volúmenes, el obispo Marco Busca, teólogo italiano y obispo de Mantua, insistió en la importancia de desarrollar la formación en los seminarios. Asegurar que los futuros sacerdotes sean formados también por laicos, especialmente mujeres, evita el riesgo de una formación "en un mundo cerrado (…) incapaz de interactuar con la cultura actual".
Se puede lograr un "discernimiento más atento" a través de un período propedéutico más largo, para detectar los obstáculos a la elegibilidad para el sacerdocio pero también los posibles márgenes de progreso. Los problemas específicos identificados en algunos seminaristas requieren "tiempo de relectura, de sanación, de maduración", explicó el obispo de Mantua.
El cardenal Gianfranco Ghirlanda, jesuita y canonista, reconoció que cada caso de abuso cometido por un sacerdote demuestra que "algo anda mal" en la formación del seminario. Destacó la importancia de una "sólida formación espiritual" y el uso de "ayudas psicológicas" para detectar perfiles de riesgo.
También destacó la importancia del buen acompañamiento de los jóvenes sacerdotes por parte de su obispo. "Tengo muchos informes de sacerdotes jóvenes que se sienten totalmente abandonados por su propio obispo. Están en dificultades y no saben a dónde acudir", lamentó el cardenal Ghirlanda, subrayando el deber de los obispos de asumir su papel de "padre y pastor".
Para la hermana Linda Pocher, "el abuso sexual es parte de un sistema más amplio, que incluye el abuso espiritual y el abuso de conciencia, que no solo lo cometen los sacerdotes", insistió. "Si no somos conscientes de esto, corremos el riesgo de entrar en una cacería de brujas que sería un callejón sin salida. Encontraríamos un chivo expiatorio y otras formas de abuso correrían el riesgo de quedar enterradas", advirtió la monja salesiana.