¿Qué queda de santa Teresa de Lisieux?

Santa Teresa de Lisieux entró al Carmelo de Lisieux a la edad de solo 15 años, y tras su muerte experimentó una popularidad sin precedentes. 

Fallecida a los 24 años de tuberculosis, había escrito, en lo secreto del Carmelo, sus memorias tituladas Historia de un alma. Publicadas poco después de su muerte, tuvieron repercusión mundial. 

Se han vendido más de 500 millones de ejemplares del libro, convirtiéndose así en una de las obras más destacadas de la espiritualidad francesa. 

Su mensaje, a la vez sencillo y profundo, tocó el corazón de muchos. Teresa fue canonizada en 1925 por el papa Pío XI. Y en 1997 Juan Pablo II la declaró Doctora de la Iglesia.

El 2 de enero de 2023 se celebró el 150 aniversario del nacimiento de santa Teresa de Lisieux.

La UNESCO se asoció a este aniversario, para el bienio 2022-2023. Un signo fuerte que muestra que la influencia de Teresa se extiende mucho más allá de la Iglesia y los creyentes. 

Pero, ¿qué queda de esta santa que sigue inspirando a millones de personas? 

La casa familiar de los santos esposos Martin, en la que nació Teresa el 2 de enero de 1873 nos permite acercarnos a esta sagrada familia. Encontramos allí la autenticidad de la época en que vivieron. Esta casa ubicada en Alençon permite descubrir la vida de los Martin a través de diferentes lugares: la sala de recepción, la habitación de los esposos Martin (sala natal de Santa Teresa), el auditorio, el jardín y la capilla. 

La Maison des Buissonnets en Lisieux es la casa donde santa Teresa pasó su infancia. Allí pasó once años de su vida hasta que ingresó en el Carmelo en 1898. Esta casa burguesa, situada a diez minutos a pie del centro de la ciudad, permite rememorar su infancia antes de su entrada en el Carmelo. Contiene los muebles y objetos familiares de Teresa y su familia. La casa está actualmente cerrada por obras por un período de dos años. Sin embargo, "es posible descubrir la vida de Teresa en esta residencia gracias al museo de cera dedicado a la santa", precisa el santuario de Lisieux a Aleteia. 

© Archivos del Carmelo de Lisieux

El Carmelo de Lisieux donde entró la santa el 9 de abril de 1888 no es un museo. Es un lugar de vida, de silencio y de oración de una comunidad. Esto explica por qué no se puede visitar el interior. Sin embargo, los lugares principales donde vivió santa Teresita han permanecido intactos (la sala de calefacción, el refectorio, la sala capitular, su última celda y la enfermería donde murió el 30 de septiembre de 1897). En el sitio web de Carmelo se ofrece un recorrido virtual por estos lugares. 

Muchos objetos que pertenecieron a la familia Martin, pero también personalmente a santa Teresa, todavía se encuentran en su lugar de nacimiento en Alençon, pero también en la Maison des Buissonnets en Lisieux. Sin olvidar su pulsera de oro que ofreció el 6 de noviembre de 1887 al Sacré-Coeur de Montmartre para la confección de la custodia festiva. En cuanto a sus objetos utilizados en el Carmelo, se conservan en el Memorial "Teresa, su vida en el Carmelo, su mensaje, su influencia".

Cuando Teresita murió, la hermana Inés reunió sus escritos en una colección titulada Historia de un alma. Incluye tres manuscritos autobiográficos. Este libro ha vendido más de 500 millones de copias. Se ha convertido así en una de las obras más destacadas de la espiritualidad francesa. La correspondencia de Teresa incluye las 266 cartas y notas escritas entre 1877 y 1897 que se han encontrado. Se pueden ver en línea. 

Santa Teresita también tiene poemas y cánticos, el más conocido de los cuales es Vivir de amor. 

Los poemas de Teresa expresan sobre todo el amor que tenía por Jesús, en toda la ternura de su corazón de mujer. Hablan de su evolución interior, de su realización pero también de sus luchas y sus oscuridades. 

Teresa de Lisieux es también autora de varias obras de teatro, "recreaciones piadosas" sobre temas espirituales con motivo de las grandes fiestas: La Misión de Juana de Arco, Los ángeles en el pesebre, Juana de Arco cumpliendo su misión, Jesús en Betania, El divino mendigo navideño, La Huida a Egipto, El triunfo de la humildad, San Estanislao Kostka. 

© Archivos del Carmelo de Lisieux

"Para mí, la oración es un impulso del corazón, es una simple mirada dirigida al Cielo, es un grito de gratitud y de amor, tanto en medio de la prueba como en la alegría...", escribió Teresa (Ms C 25 r° ). 

La santa dejó escritas 21 oraciones (sin contar las salpicadas en sus otros escritos) que pueden ayudar a encomendar a tus seres queridos al Padre o incluso ofrecer su día a Dios . 

Teresa también realizó una veintena de imágenes para su uso personal. Las nueve primeras, datadas en torno al verano de 1896, son bastante conocidas, son sus "imágenes bíblicas". Teresa utiliza la misma técnica para realizarlas: una foto rodeada de textos bíblicos.

© Archivos del Carmelo de Lisieux

Cuando, en 1897, su enfermedad empeoró, sus dos hermanas, la Madre Inés (Paulina) y la Hermana Genoveva (Céline) actuaron como veladoras y enfermeras. 

Ambas anotaron las palabras de Teresa, para no dejar que se perdieran. Sus notas nos permiten seguir a Teresa en su última etapa: su gran sufrimiento, su espontaneidad, su alegría, su humor inseparable de un sólido sentido común y una gran profundidad, su gran libertad... Y su abandono total, en la confianza y el amor, culminando en sus últimas palabras:

Hay tres relicarios de santa Teresa. El primero conserva lo esencial de los restos de la santa. Permanece en el Carmelo. Ofrecido por las diócesis de Brasil, este relicario "del centenario" está en vermeil. El segundo relicario es de madera y pesa unos 250 kilos. Es una copia exacta del relicario original donado por Brasil. Fue diseñado para viajes aéreos. El último, llamado relicario gótico, contiene una vértebra de la santa. Demasiado grande y demasiado frágil para tomar un avión, viaja solo por Francia y algunos países limítrofes a petición de las diócesis.

Las reliquias de santa Teresa comenzaron a viajar en 1944 cuando fue nombrada patrona secundaria de Francia. A día de hoy, han cruzado más de 70 países en los cinco continentes. Una forma de cumplir el deseo de Teresa de ser misionera y evangelizar tierras lejanas.