Para ayudar a Aleteia a continuar su misión, haga una donación. De este modo, el futuro de Aleteia será también el suyo.
"Compareceréis ante gobernadores y reyes por mi causa, para que deis testimonio ante ellos"
Hace unos días te conté cómo conocí la organización Ayuda a la Iglesia Necesitada (Aid to the Church in Need – ACN) y el bonito encuentro que tuve con dos de sus miembros, que me visitaron en mi casa, el padre Hugo Fabián Alaniz, argentino, misionero de los países árabes (Egipto, Jordania y Siria) y María Inés Espinosa, directora ejecutiva de una de sus divisiones llamada ACN Global Office.
Conversamos largo rato y escuché impactado, más allá que lo que podría imaginar, sus fuertes historias, vivencias, testimonios de fe, dolor, esperanza, que nos hacen ver el amor de Dios y la necesidad de apoyar a quienes apoyan a nuestra Iglesia.
Te prometí compartir esas historias contigo. Tuve que filtrarlas y algunas jamás las podré contar, las guardo en mi corazón y rezo. Son demasiado fuertes. Elegí las que vas a leer en este escrito y otro que está pendiente, no te lo pierdas.
Es muy fuerte lo que vive nuestra Iglesia en estos tiempos
Hay persecución en muchos países, incluso cercanos como Nicaragua donde los gobernantes han tomado el poder y usan el país como una finca personal, tratando a nuestros hermanos nicaragüenses como peones o esclavos, intimidando, asesinando, actuando con crueldad.
No puedes cerrar los ojos ante esta realidad.
Hoy viven los católicos en muchos países estas desgarradoras palabras proféticas de Jesús que te dicen cómo actuar ante la injusta justicia:
"Y cuando os lleven para entregaros, no os preocupéis de qué vais a hablar; sino hablad lo que se os comunique en aquel momento. Porque no seréis vosotros los que hablaréis, sino el Espíritu Santo"
Ahora como te prometí van extractos de la entrevista al buen padre Fabián, un sacerdote argentino en Siria:
"En Siria convivimos muy bien las diferentes religiones. El problema son los fanatismos como en cualquier país del mundo.
Y lo he visto y vivido, generando la pobreza y situaciones económicas muy tristes, lo he visto en el dolor de la injusta guerra, los bombardeos inhumanos.
Tengo muchas historias y testimonios de vida. Algunas son muy bonitas y nos muestran gestos de humanidad que aún prevalecen. Y otras como las que te voy a relatar, pocas personas las conocen:
"¿Usted es sacerdote? Venga conmigo, vamos a ayudarle"
Tan pronto llegué a Siria empecé a hacer mis trámites para tener mi residencia y con la residencia empecé a hacer los trámites para tener el carnet de conducir.
Estaba con mi sotana de sacerdote, tenía que hacer un turno largo porque la oficina estaba llenísima.
De pronto se me acerca un hombre, un militar muy joven y me dice: "¿Usted es sacerdote? Venga, venga conmigo. Vamos a ayudarle".
Le respondo: "Es muy amable, no pasa nada, haré mi fila como todos". "No, no padre, usted no va a esperar, es un sacerdote. Quiero ayudarle. Yo también soy cristiano".
Fe y respeto
La fe es muy fuerte en esos países. Y la viven con dignidad.
Recuerdo que cuando se dio el último temblor llegaron a la iglesia muchas personas a refugiarse. Y les decíamos que no era seguro, la iglesia podría colapsar. "Queremos estar aquí, cerca del altar". La "Presencia" del Santísimo apaciguaba sus temores.
Te puede interesar :Qué es el sagrario y por qué visitarlo da tanta pazAllí respetan mucho a los cristianos y a las otras religiones. Pero sigamos con la historia del joven militar:
Una pregunta de vida o muerte
"Soy católico del sur de Siria, donde empezaron los problemas con el Isis. Allí entraron los extremistas de Estado Islámico llevando violencia y muerte.
En cuanto entraron las fuerzas extranjeras del Isis, llevaron a todos los hombres en medio de la plaza principal de la ciudad. Los reunieron y empezaron a preguntar uno por uno:
"¿Eres cristiano o musulmán?".
Si respondías que eras musulmán tenías que recitar versículos del Corán para corroborar que en verdad lo eras. Si no los sabías te daban latigazos y te decían: "Mañana tienes que venir aquí y te los tienes que saber de memoria".
Le ocurrió a un joven y recibió fuertes latigazos en el suelo. Cuando llegó el turno del padre de ese joven, parado a su lado, le preguntaron: "Tú, ¿qué eres?". Y respondió: "Soy un policía de acá".
Lo observaron con sospecha: "¿De qué religión eres?". El policía parado entre la multitud lo miró sin temor: "Soy cristiano, y con honor", le dijo. Y lo mataron inmediatamente.
Y siguieron preguntando uno a uno, a cada hombre: "¿de qué religión eres?", asesinando en el acto a cada cristiano que reconocía su fe, por no renegar de Cristo".
Todos fieles a Cristo
Hicimos un silencio respetuoso en medio de la historia. Me quedé aturdido mientras escuchaba las palabras del buen padre Fabián compartiendo este fuerte relato.
Recordé las palabras de san Pablo en su carta a los Filipenses: "pues para mí la vida es Cristo, y la muerte, una ganancia".
Mártires modernos de los que nunca sabremos sus nombres. Pero que en el Paraíso serán revestidos de gloria.
Continuó su relato el padre Fabián.
"Hicimos un alto a la historia que me relataba este joven militar, adolorido por haber perdido también a su padre ese día, entre tantos, de forma tan despiadada a manos de los extremistas del Isis. Y continuó:
"Mis padres, como tantos otros, eran de esos cristianos no estaban dispuestos a mentir, para no traicionar a Cristo".
"Esto les ocurrió como a mí", concluyó su relato el joven militar, "a muchas otras familias. Nunca escuché de alguien que haya traicionado a Cristo".
"Como ahora descubres, Claudio", concluyó el padre Fabián, "muchos han dado sus vidas por su fe y no son conocidos. Otros que no han muerto, también son testigos de Cristo en esos lugares. Damos gracias por ellos porque son ellos los que nos enseñan cómo vivir nuestra religiosidad".
¿Algún mensaje final a los que lean sus palabras?
"Tenemos que rezar siempre por los misioneros y ser agradecidos porque ellos nos enseñaron el Evangelio cuando nacían las Américas.
Se montaban en un barco sabiendo que el viaje era solo de ida, sin saber si llegarían, gozosos porque llevaban el mensaje salvador de Cristo.
Recemos por nuestros misioneros de hoy y apoyemos el esfuerzo de los que los ayudan a evangelizar".
¿Te gustaría colaborar con ACN? Hay dos formas:
- Tus oraciones.
- Tus donaciones.
Entra en su página
O comunícate con ellos y hazte benefactor.
¡Dios te bendiga!