Para la persona cristiana hay varios momentos en donde podemos parar un poco y reflexionar, como en los cuarenta días de Cuaresma, en los que hacemos una pausa profunda en medio de los ajetreos de la vida diaria; o en adviento, que es una época también de reflexión; o simplemente, cuando nosotros mismos nos sentimos saturados y decidimos hacer algún retiro espiritual.
Son momentos los que sirven para comprender la verdad sobre la propia vida. Dios, Jesús, verdadero Dios y verdadero Hombre, va a descubrirnos el misterio profundo de la existencia: amor, propósito, dolor y resurrección.
Los ejercicios espirituales de San Ignacio de Loyola
En el Centro Internacional de Espiritualidad Cueva de San Ignacio en España, han vivido y practicado muchas personas los ejercicios espirituales, de san Ignacio de Loyola, buscando lo que cada hombre y mujer religiosos quiere: hacer la voluntad de Dios, encontrar a Dios.
Amar a Dios, intimando con él. Los deseos más profundos; las dudas del corazón; las debilidades personales, quedan iluminadas por ese encuentro vivo con el Amor.
Cuarenta días para ejercitarse mucho
A medida en que los días pasan, se puede notar cómo la mente se desprende de las preocupaciones habituales del día a día. Comprender cómo este acontecimiento único "solo puede realizarse en el secreto y en el silencio de la oración". Son cuarenta días que nunca se olvidan.
Desde Aleteia queremos compartir con los lectores 4 puntos desde los ejercicios espirituales que sirven como guía para prepararse interiormente.
Los cuatro puntos
- Serenarse (Ejercicios Espirituales, 239)
Esta es una cita de lo más especial. Hay que buscar alejarse de todo lo que distraiga, de todo lo que haga ruido y que no invite a una conexión profunda con Dios. Al encontrar ese lugar, vigila tu postura. Una postura digna de alguien que va a tener un encuentro con Su Divina Majestad. Respira lenta y profundamente. Siente al exhalar cómo todo el cuerpo se relaja. Aquí vas a platicar con Dios y a escucharle. Aquí Dios te escuchará y te hablará.
- Presencia de Dios (Ejercicios Espirituales, 75)
Algo que ha hecho mucho impacto en mí ha sido la enseñanza de San Ignacio de Loyola que nos dice: pensar a dónde voy y a qué…
Voy a visitar el reino de Dios. Ahí aprenderé más de mí, de mi naturaleza, del sentido de mi vida: del propósito para el que fui creado. Voy a estar con él y voy a amarlo por medio de la persona de Jesús. Entonces podré comprender mejor mi vida, mi sufrimiento y mi camino. Comprenderé que Él me ha amado de una manera personal y única y estoy ahí porque me llama.
- Oración preparatoria (Ejercicios Espirituales, 46)
San Ignacio propone comenzar todo ejercicio de oración con una oración preparatoria en la que se le pide gracia a Dios nuestro Señor para que todas mis intenciones, acciones y operaciones sean puramente ordenadas en servicio y alabanza de su divina majestad. (San Ignacio de Loyola)
- Coloquio (EE 54)
El coloquio es esa conversación que se hace, así como un amigo habla con otro :
"El Señor conversaba con Moisés cara a cara, como lo hace un hombre con su amigo".
O se puede imaginar uno a sí mismo como un siervo hablando con su Rey de algún error cometido; o pidiendo con mucha humildad una gracia, ¡Señor, aumenta mi fe!
Se disfruta el tiempo como cuando estás enamorado o como cuando ansías con unas ganas locas volver a ver a tu padre y a tu madre después de mucho tiempo. Luego, poco a poco, vas saliendo del diálogo con acciones de gracias y besos cargados de "¡quiero hacer tu voluntad. Señor!" Termina con el Padrenuestro tal y cómo Jesús lo hacía.
A continuación, puedes leer algunos consejos de san Ignacio de Loyola que sirven para nuestras vidas: