¿Cómo cambia la vida del cristiano con la resurrección de Cristo? Obviamente, se puede decir, con san Pablo, que sin la resurrección vana es nuestra fe. Ahora bien, los santos contemplativos, como santa Teresa de Ávila, nos abren horizontes insospechados sobre la repercusión de la resurrección de Jesús para nuestra vida.
Podemos aprender mucho de la visión que experimentó Teresa de Jesús sobre Cristo resucitado y que compartió en sus escritos, en particular en el capítulo 8 de «El libro de la vida» (números 8 y 9).
Sin palabras
La santa mística queda obnubilada en ante la visión de Jesús vivo, al que describe con pragmatismo castellano: «si es imagen, es imagen viva; no hombre muerto, sino Cristo vivo», «no como estaba en el sepulcro, sino como salió de él después de resucitado».
A Teresa le faltan palabras para transmitir la potencia de esta visión:
«¡Oh Jesús mío!, ¡quién pudiese dar a entender la majestad con que os mostráis! Y cuán Señor de todo el mundo y de los cielos y de otros mil mundos y sin cuento mundos y cielos que Vos crearais».
En la oración de Teresa, la potente visión de Jesús resucitado está íntimamente ligada a la del día del juicio: «Aquí se representa bien qué será el día del juicio ver esta majestad de este Rey, y verle con rigor para los malos».
El resultado: humildad
El resultado transformante para la santa reformadora del Carmelo es éste: «Aquí es la verdadera humildad que deja en el alma, de ver su miseria, que no la puede ignorar. Aquí la confusión y verdadero arrepentimiento de los pecados, que aun con verle que muestra amor, no sabe adonde se meter, y así se deshace toda».
Como explica fray Rafael Pascual Elías, carmelita y uno de los grandes expertos en vida de santa Teresa, la visión compartida por la doctora de la Iglesia sobre la potencia de Cristo resucitado también puede transformar nuestras vidas:
«Su poder es inmenso, es Humanidad y Divinidad unidas, Cristo es verdadero Dios y verdadero hombre. Cristo se ‘muestra’ a Teresa en su Humanidad y Divinidad y le hace comprender su grandeza y poder. La luz de la Resurrección llena a Teresa y le introduce en la Divina Majestad de Cristo Resucitado».
«El resultado de esta visión es que deja una gran humildad en el alma, Teresa de Jesús al ver al Resucitado ora y descubre su miseria –añade el fraile carmelita–. Ante el Resucitado todo queda al descubierto, todo es iluminado por la clara y transformante luz de la Resurrección. Teresa nos invita a reconocer y a arrepentirnos de nuestros propios pecados, no se puede hacer nada mejor ante esta Divina Majestad».
La luz de la Resurrección
El religioso constata que «Cristo Resucitado con su luz nos envuelve en un haz de amor y de perdón, Cristo nos ha salvado y ante esta realidad Santa Teresa de Jesús no sabe dónde meterse, se deshace toda y se deja inundar por la luz de la Resurrección».
«La Santa de Ávila nos ha mostrado su encuentro con el Resucitado, nos lo ha descrito con detalle y nos ha enseñado a orar ante Él, ahora nos toca a nosotros asumir estas palabras que Teresa de Jesús quiere que anunciemos a todos nuestros hermanos y proclamemos con todas nuestras fuerzas que ¡Cristo ha resucitado! ¡Aleluya!», concluye fray Rafael Pascual Elías.