Según la Organización Mundial de la Salud la adolescencia es un período de vida comprendido entre los 10 y los 19 años; aunque varios especialistas han desarrollado la teoría que la edad de iniciación de esta etapa se está adelantando a entre los 8 y 9 años.
De igual forma, seguramente podrás encontrar en tu grupo de amigos a aquellos denominados «eternos adolescentes», ya que esta etapa se está extendiendo, en algunos casos, hasta los 25 y 26 años. Debido a la imposibilidad de cerrar capítulos en su vida, se encuentran bloqueados en esta etapa crucial y sumamente trascendente.
Aleteia consultó con el psicólogo Enrique Pacheco acerca de este tema y nos compartió algunos consejos para entenderlos y acompañar esta etapa del crecimiento.
¿Cómo detectar la etapa de la adolescencia?
«Podemos darnos cuenta de que un niño está entrando en la adolescencia, principalmente por los cambios físicos que se presentan dentro de esa etapa, y que indican el inicio del proceso de maduración sexual que se tendría que culminar aproximadamente hacia los 23 años».
Nos vamos a encontrar también con algunos cambios sociales y emocionales que pueden advertirnos que un niño esta entrando en esta nueva etapa. «Por ejemplo, se empiezan a presentar ciertas crisis existenciales, preguntas que antes ni siquiera tenían relevancia en la vida del niño, así como el interés o la preocupación por temas de relaciones de pareja».
Podemos darnos cuenta de que el adolescente, en ocasiones, puede cuestionarnos en nuestras órdenes o en nuestra forma de ver la vida, lo que puede representar cierto conflicto para los padres de familia.
En esta etapa notamos una preocupación por el aspecto físico, o el deseo de pertenecer a algún grupo o subcultura urbana de moda.
¿Qué debemos entender de la adolescencia?
A la adolescencia se le ha llamado la «edad difícil» durante muchos años, sobre todo para aquellos padres de familia que no aceptan que sus hijos están creciendo y haciéndose autónomos poco a poco.
Todo es un proceso, y eso no significa que un chico de 14 años ya sea capaz de gobernar su vida. Sin embargo, hay que considerar que más que estar en nuestra contra, un adolescente busca —con su rebeldía— darse cuenta de que también puede ser capaz de tomar sus propias decisiones para la vida, aunque algunas puedan resultarnos extrañas o hasta cierto punto, desconcertantes.
«Es importante considerar que las hormonas juegan un papel importante en el comportamiento del adolescente, y no todo enojo significa necesariamente "mala conducta". Esta es una etapa en la que también se pueden presentar constantes situaciones de ansiedad, depresión, y en ocasiones, por la falta de un apropiado apoyo profesional, también se pueden presentar ideaciones o hasta tentativas suicidas».
Los conflictos internos y la necesidad de pertenencia son un tema cotidiano para ellos.
¿Cómo debemos tratar a un adolescente?
Es muy importante que como adultos mostremos una actitud abierta hacia ellos, sin juzgarlos ni criticarlos por lo que nos platiquen. Se trata de buscar la forma de ayudarlos sin hacerlos sentir incapaces, permitirles que ellos formen conclusiones y tomen decisiones positivas para su vida.
También es necesario que les demos consejos de nuestras experiencias de vida, pero siempre acompañados de congruencia, pues si les pedimos algo que nosotros no damos, nos estamos echando al bolsillo a un crítico que nos cuestionará cuando le demos una orden.
¿Cómo ayudar a un adolescente a sobrellevar su etapa?
Hay que permitirles que tomen sus propias decisiones, pero explicarles que cualquier decisión conlleva responsabilidades. También es necesario mostrarnos dispuestos a escucharlos sin juzgar y comprender esta etapa.
La adolescencia es muy importante en la consolidación de su personalidad, por lo cual, se encuentran explorando nuevos estilos de vida y de comportamiento. Sin embargo, la educación en valores también es muy importante, esencialmente aquellos que se apegan a la dignidad humana y las buenas costumbres.
Por este motivo, es muy importante nuestra congruencia como adultos, sobre todo dando ejemplo de lo que es correcto. En este momento de su vida, es necesario que ellos nos consideren personas en las cuales pueden confiar, y no tanto como una autoridad castigadora; eso sí, sin perder la firmeza y coherencia de nuestras reglas en casa.
Una de las capacidades que nuestros adolescentes necesitan adquirir es la habilidad de resolver problemas y situaciones complejas. En esta etapa es fundamental enseñarles a no tomar decisiones fundamentadas en sus emociones, ya que estas no son constantes, y en consecuencia, son poco confiables.
El desafío es ir equilibrando el área emocional y el área racional, de modo que la toma de decisiones se pueda realizar con madurez y teniendo todas las herramientas a su alcance. Si logramos este equilibrio, entre emoción y razón, estaremos brindando una ayuda fundamental en el desarrollo de nuestros adolescentes.