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Como papás, sabemos muy bien que los héroes valientes impresionan a los niños. Y, aunque alejarlos de los populares Vengadores no es tarea fácil, merece la pena intentar presentarles a los superhéroes bíblicos. A pesar de las apariencias, ¡no faltan en las páginas de las Escrituras! Averigua quién -aparte del mayor superhéroe, Jesús- podría impresionar a los chicos.
1José del Antiguo Testamento - el perdón
José fue desairado por sus hermanos por celos, pero -por la gracia de Dios- decidió darles una segunda oportunidad. Te preguntarás: ¡dónde está aquí la fuerza, la lucha y el superheroísmo? Pues en el perdón.
Como todos sabemos, a veces puede ser una lucha interna concreta. La actitud de José provoca una conversación sobre los celos entre hermanos y la capacidad de perdonarse mutuamente. Si José perdonó a sus hermanos por su cruel comportamiento, quizás nosotros podamos hacer lo mismo con la torre de bloques derribada, ¿cierto?
2Gedeón - inteligencia
Otro ejemplo de que a un superhéroe no se le mide por el tamaño de su cuerpo y su fuerza muscular, sino por su nivel de astucia e inteligencia. Gedeón es un campesino pobre y tímido que, a los ojos de Dios, fue un "valiente guerrero".
Su historia es una hermosa lección para los niños sensibles y algo más retraídos. Podemos llamar su atención sobre el hecho de que Dios ve la fuerza oculta, encuentra una parte valiente en cada persona y es capaz de dar a estos recursos (a veces invisibles a simple vista) un uso maravilloso.
3David - confianza
¡Un gran espíritu en un cuerpo pequeño! Si leemos atentamente el destino de David, veremos que venció a Goliat, no solo gracias a su inconmensurable valor y a su precisa destreza con la honda, sino también (¡y quizá sobre todo!), gracias a la confianza que depositó en Dios.
La aventura de David es un ejemplo perfecto para los niños de que solo con una mezcla de destreza, valentía y temor de Dios podemos vencer al mayor adversario.
4Los tres jóvenes - fidelidad
Jananías, Azarías y Misael pasaron por tres pruebas de fe en la corte del cruel rey Nabucodonosor. Durante cada una de ellas, tuvieron que elegir entre Dios y transgredir su fe. Al elegir a Dios, en apariencia parecía que recibirían a cambio algo difícil, doloroso e incluso la muerte.
Sin embargo, Dios recompensó su devoción enviando un ángel al horno caliente en el que los jóvenes iban a morir. Nuestros hijos también serán puestos a prueba constantemente en su fe. La historia de los tres jóvenes puede enseñarles a superar el miedo a elegir los caminos de Dios.
5José del Nuevo Testamento - cuidado
¿Qué podemos aprender de José, a quien vemos más a menudo en forma de hombre inclinado sobre el pesebre de Jesús? Es el modelo de protector, compañero y guardián.
Y así podemos verlo: como el amigo fiel de María, que no la abandonó en los momentos de duda y en los giros imprevistos de la vida. Su superpoder era la protección que era capaz de proporcionar a los débiles… Necesitamos alimentar esa empatía en los más pequeños hoy en día.
6Zaqueo - curiosidad
El nombre Zaqueo significa "puro". Pero el Zaqueo del Evangelio no era así. Era un recaudador de impuestos y pecador que, por curiosidad, se sentó en un árbol para ver a Jesús, de quien todo el mundo hablaba en la ciudad. ¿Cómo podemos encontrar en él un modelo a seguir? Veamos la transformación que experimentó después de que Jesús le anunciara que iría a su casa.
Zaqueo, tras su encuentro con el Hijo de Dios, se vuelve "puro" y, por tanto -según el significado de su nombre-, verdadero. Porque solo con Él tenemos la gracia de alcanzar nuestro verdadero ser. Educar a nuestros hijos es nada menos que una búsqueda de nuestra propia identidad. En la historia de Zaqueo encontramos una indicación concreta de lo que hay que hacer para encontrarla.
7Pablo Apóstol - celo
También hay héroes que, tras encontrarse con Jesús, van un paso más allá, proclamando su nombre de todas las formas y maneras posibles. Tal fue el caso de Pablo, que -antes de ver a Jesús en el camino de Damasco- era un opresor de los cristianos.
Jesús transformó tanto el corazón de Pablo que decidió dedicar su vida a predicar a Cristo. Y lo hizo con tanto celo, como si con ello quisiera redimir su anterior vida pecaminosa.
Pablo enseña el celo. Así que, si creemos que nuestras acciones tienen sentido, entonces el celo es esencial para que otra persona crea también en ese sentido.