"El testimonio del Evangelio no se limita a lo que es agradable", subrayó el Papa Francisco en la audiencia general del 30 de agosto de 2023. Dibujando un retrato de santa Kateri Tékakwitha (1656-1680), la primera mujer aborigen de América del Norte canonizada, explicó que la santidad requiere una "unión vital con Jesús" y el deseo de difundir la belleza del mensaje cristiano a través de gestos sencillos.
El Papa Francisco prosiguió su serie de catequesis sobre la evangelización. En vísperas de su viaje a Mongolia, llegó al Aula Pablo VI del Vaticano, donde le esperaban varios miles de fieles que caminaban con la ayuda de su bastón. Tras presentar la semana pasada la figura de Juan Diego, un indio de 55 años al que se le apareció la Virgen de Guadalupe en México en 1531, el Papa quiso destacar a Kateri Tékakwitha, una joven que murió a los 24 años y fue canonizada en 2012 por Benedicto XVI.
Nacida hacia 1656 en un pueblo del norte del estado de Nueva York, Kateri era hija de un jefe mohawk no bautizado y de una madre algonquina cristiana, "que le enseñó a rezar y a cantar himnos a Dios", dijo el Papa. Subrayó que la evangelización comienza a menudo con "gestos pequeños y sencillos, como los padres que ayudan a sus hijos a aprender a hablar con Dios en la oración y les hablan de su amor grande y misericordioso". A continuación, rindió homenaje a las madres y a las abuelas.
El pontífice relató que Kateri había sido atacada por la viruela a los 4 años, que sus padres y su hermano habían muerto y que tenía la cara marcada por la enfermedad. Tras su bautismo en 1676, fue amenazada de muerte.
Para el Papa, la figura de Kateri muestra cómo los cristianos deben "saber llevar [sus] cruces cotidianas con paciencia, confianza y esperanza". Al salir de sus apuntes, insistió en la "gran virtud cristiana" de la paciencia. Y añadió: "Quien no tiene paciencia no es un buen cristiano".
Volviendo a la vida de la santa, el Papa explicó que la gente veía en ella "una santidad que atraía porque provenía de su profundo amor a Dios". La joven estaba comprometida en una misión jesuita que trabajaba con niños, enfermos y ancianos. "La fe se expresa siempre a través del servicio", añadió el sucesor de Pedro, recordándonos una vez más que la fe no es para "maquillarse".
A los 23 años, un año antes de su muerte, Kateri hizo voto de virginidad para manifestar su deseo de entregarse totalmente a Dios", prosiguió el jefe de la Iglesia católica. Aunque no todos están llamados a hacer el mismo voto, los cristianos están llamados "cada día a comprometerse de todo corazón con la vocación y la misión que Dios les ha confiado, sirviéndole a Él y al prójimo con espíritu de caridad". Improvisando una vez más, el Papa Francisco recordó: "Cada uno de nosotros está llamado a la santidad; la santidad de cada día".