Tras más de diez años al frente de la Iglesia católica, el Papa Francisco no tiene intención de bajar el ritmo. Su reciente operación de abdomen, que le obligó a permanecer diez días en el hospital, y de rodilla, que le obliga a utilizar una silla de ruedas la mayor parte del tiempo, no parecen afectar a la agenda del pontífice argentino.
Este verano respondió a los cientos de miles de jóvenes que acudieron a rezar con él en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) de Lisboa. Dentro de unos días, el 31 de agosto de 2023, despegará en un vuelo de casi 10 horas hacia Ulan Bator, la capital de Mongolia.
A sus casi 87 años -los cumplirá el 17 de diciembre-, el Pontífice argentino es el Papa en ejercicio que viaja al extranjero con más edad de la historia. En 2020, el Papa emérito Benedicto XVI visitó a su hermano enfermo en Ratisbona, cuando tenía 93 años. Pero su último viaje como Papa fue al Líbano en septiembre de 2012. Tenía entonces 85 años. Juan Pablo II realizó su último viaje al extranjero en 2004, a Lourdes, a la edad de 84 años. Pablo VI, fallecido en 1978 a los 80 años, no realizaba un viaje al extranjero desde 8 años antes, cuando visitó Asia Oriental y Oceanía.
Mongolia será el 4º viaje del año del Papa argentino, tras sus desplazamientos a la República Democrática del Congo y Sudán del Sur (febrero), su visita a Hungría (abril) y la Jornada Mundial de la Juventud de Lisboa. Desde su viaje a Canadá hace un año, el jefe de la Iglesia católica utiliza ahora una silla de ruedas durante sus visitas al extranjero y camina muy poco.
Este año, el Pontífice argentino tiene previsto visitar Marsella los días 22 y 23 de septiembre. También ha mencionado -sin dar fecha- un viaje a Kosovo. Francisco no es el pontífice más anciano de la historia. Ese récord corresponde a León XIII, fallecido en julio de 1903 a la edad de 93 años y 140 días.