Cuando uno se topa con un monumento erigido en honor del Arcángel San Miguel, puede apostar a que siempre habrá una historia sorprendente detrás. Éste es el caso de la Fuente de San Miguel Arcángel, situada en el Barrio Latino de París. Considerada la fuente más importante de la ciudad -algunos dicen que la más importante de Francia-, lleva la imagen del arcángel derrotando a Satanás e intriga a turistas, fieles y curiosos.
Es una escultura al aire libre, en la orilla izquierda del río Sena y exactamente a quinientos metros de la catedral de Notre-Dame. La fuente, diseñada por el arquitecto Gabriel Davioud, fue esculpida por el artista Francisque-Joseph Duret e inaugurada en 1860.
Pero, ¿por qué se eligió al Arcángel San Miguel como pieza central? Bajo el reinado de Napoleón III, el barón Haussmann, entonces alcalde de París, había encargado la remodelación de la ciudad. Las obras que debían realizarse para rematar la fachada de un edificio debían incluir una escultura de Napoleón I. Ante la insistencia del consejo municipal, que quería honrar una famosa capilla dedicada a San Miguel -que antaño había formado parte del barrio-, la decisión fue unánime: honrar al Príncipe de los Ángeles. El barrio del Quartier-Latin, con sus prestigiosas universidades como la de París-Sorbona, alberga la hermosa Fuente de San Miguel.
El simbolismo de la fuente
Algunas personas se detienen ante la fuente para tomar imágenes fotográficas como recuerdo de su viaje, pero otras unen sus manos en oración ante tan poderosa criatura celestial. Inspirada en el cuadro del pintor Rafael Sanzio San Miguel abatiendo al diablo (1518), la Fuente del Arcángel ofrece numerosos significados. El triunfo del bien sobre el mal, representado por el ángel que vence al enemigo que tiene a sus pies, es el tema universal de la iconografía migueliana. San Miguel vence al enemigo, como en el juicio de los ángeles y como sucederá al final, según Apocalipsis 12, 7-12.
El arcángel está de pie con los brazos en alto; su mano derecha sostiene una espada flamígera, mientras que la izquierda señala con el dedo índice hacia el cielo. Esta acción revela que el poder viene de lo alto y que para aniquilar a Satanás es necesario contar con la fuerza y el permiso divinos. Las alas entreabiertas muestran que aún no ha descansado en la batalla contra las fuerzas del mal; queda mucho por hacer. Delante del monumento encontramos dos quimeras aladas -criaturas mitológicas formadas por partes de distintos animales- haciendo guardia.
En el conjunto de la obra y sobre Miguel, cuatro estatuas representan las virtudes cardinales: prudencia, fortaleza, justicia y templanza. Las imágenes de las virtudes están dispuestas por parejas y separadas por querubines y dos escudos de armas con las iniciales SM, sujetos a collares de conchas. El escudo es un símbolo de la más alta orden de caballería francesa, la Orden de los Caballeros de San Miguel, instituida en el siglo XV por el rey Luis XI.
A lo largo de los siglos, San Miguel ha conquistado innumerables devotos franceses, desde santos a emperadores, hasta el punto de que Carlomagno consagró su imperio al arcángel como patrón de Francia. No faltan santos, reyes y nobles que dan testimonio de las grandes hazañas del Arcángel San Miguel a través de obras hagiográficas, templos y monumentos. La fuente de San Miguel de París es una expresión más de amor y gratitud a la inestimable protección del ángel más importante del Cielo.