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Cómo enseñarle a tus hijos el valor del esfuerzo

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Guillermo Dellamary - publicado el 27/09/23
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Dentro de la labor formativa de los padres, enseñar el valor del esfuerzo, la autodisciplina, el sacrificio y la renuncia es primordial, pues todo esto los preparará mejor para afrontar los retos cotidianos de su vida

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Ante los enormes retos que tienen nuestros hijos para enfrentar y resolver los problemas de la vida cotidiana, se hace indispensable que les enseñemos algo sobre el valor del esfuerzo, que tan útil e importante resulta como parte esencial de su educación. 

Es muy importante tener ganada la confianza para poder charlar de estos temas y que estén dispuestos a hacerte caso y poner en práctica lo que les quieres enseñar. Aquí te compartimos algunas ideas que te pueden auxiliar a transmitirles lo valioso que resulta cultivar el esfuerzo como una fortaleza más en la vida.

Autodisciplina

Uno de los aspectos más importantes. Ellos mismos irán aprendiendo a establecer sus propios objetivos y metas y aprenderán también a cumplirlos por sí mismos, siguiendo un plan para lograrlo. Pero hay que subrayar que el triunfo no está solo en lograrlo, sino en valorar el esfuerzo que se ha hecho a lo largo de todo el procedimiento, pues en la cultura del esfuerzo se premia mucho más el medio que se ha utilizado para conseguir el fin, que es la cantidad de trabajo y dedicación que le ha puesto para conquistar sus metas.

Los tenemos que acostumbrar a que valoren mucho toda la dedicación y el esmero que le han puesto al desarrollo de sus actividades para cumplir sus planes y alcanzar los objetivos. Por ello, es muy importante que no te centres y aplaudas nada más el resultado, sino el esfuerzo que han realizado para lograrlo. 

Este es uno de los grandes errores escolares, solo fijarse en las calificaciones finales y no el esfuerzo que se ha hecho para lograrlo. 

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En la vida escolar se valora poco el esfuerzo realizado

La tarea de los padres es recompensar y reconocer el esfuerzo que están realizando para conseguir sus objetivos, aunque en ocasiones no lo logren o incluso fracasen en sus intentos. 

Esto también implica que debería existir una calificación escolar al esfuerzo que pone el alumno para conseguir las notas. A veces no se logra una calificación alta, pero sí le ha dedicado un gran esfuerzo para -al menos- conseguir lo que consiguió. Y eso es precisamente lo que hemos de subrayar más, que se haga un máximo de esfuerzo como parte integral de las actividades cotidianas. 

Padres: el principal ejemplo

Mucho tiene que ver el hecho de que ellos vean también en sus padres un esfuerzo consistente y dedicado, que se note que tú también valoras mucho el esfuerzo, en ocasiones más allá del mismo resultado. Que se note que también tú trabajas duro y con gran esmero para cumplir con tus tareas y metas en la vida. 

Charla con ellos de que muchos de tus logros profesionales y económicos han sido fruto del enorme esfuerzo y tenacidad que has puesto en tu trabajo a lo largo de la vida; que ese esfuerzo ha permitido que hoy tengan la calidad de vida que poseen. 

Empieza por establecer objetivos y expectativas razonables

Sin embargo, es importante hacerles ver que las expectativas y objetivos deben ser razonables y francamente alcanzables, para que eviten caer en la frustración de trabajar y trabajar y no conseguir nada. Pues bien se sabe que cuando se ponen metas cercanas, y se obtienen, se incrementa el entusiasmo por continuar y echarle más ganas, porque hay una recompensa al esfuerzo cada vez que se logra un objetivo. 

Es poco a poco como se va construyendo una mayor cultura del esfuerzo, así como poco a poco se va fortaleciendo el carácter para mantener una firme confianza en sí mismos y una conciencia sobre el gran valor que tiene la dedicación firme para lo que uno quiere alcanzar. 

Otros factores clave

Enséñales también que junto al esfuerzo está el sacrificio y la renuncia a muchas otras actividades que pueden interferir en la continuidad de su trabajo. Hazles ver que hay muchas cosas que nos pueden distraer y alejar de nuestros propósitos iniciales y que, en esta cultura, es indispensable que estemos bien enfocados y concentrados en el esfuerzo que estamos realizando para conseguir las anheladas metas. 

Es como lo hacen los corredores en un maratón: van concentrados en cada paso, en su respiración, en cada kilómetro, y tienen muy fija la meta. Van a continuar a pesar de la fatiga, el dolor o los pensamientos negativos que puedan surgir en el trayecto. 

Es muy recomendable que verifiques si no te estás comportando de manera sobreprotectora con ellos, es probable que los quieras proteger -en exceso- de los peligros y dificultades de la vida. Debemos confiar en que la clave está en enseñarles a pescar y no a darles el fruto de la pesca en la boca. Tienen que poner todo de su parte para también cuidarse y saber protegerse de las dificultades que nos presenta la vida. 

La cultura del esfuerzo es una de las más importantes inspiraciones en la vida espiritual, es una de las fortalezas más grandes que tenemos para lograr tener una vida más llena de amor.

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