Los dulces de convento que se caracterizan por su calidad, sabor y variedad. Éstos son el fruto de la oración, el trabajo y la caridad de las religiosas que los ofrecen al público como una forma de sustento y evangelización.
Los dulces de convento se pueden encontrar en muchas ciudades y pueblos de España, especialmente durante la época navideña, cuando se multiplican las opciones y los pedidos. Algunos de los más populares son el tocino de cielo, los polvorones, las tortitas, los suspiros, los almendrados, los mazapanes o los empiñonados. Sin embargo, cada convento tiene sus propias especialidades y secretos, que hacen que sus productos sean únicos e irrepetibles.
Para conocer más sobre la elaboración de los dulces de convento, hemos hablado con algunas monjas de clausura que nos han contado sus experiencias y sus consejos. Estas son algunas de las cosas que nos han revelado:
1Selección de ingredientes
Los dulces se hacen con materias primas totalmente naturales, sin conservantes ni colorantes. Las monjas cuidan mucho la calidad y la procedencia de los ingredientes, que en muchos casos provienen de sus propios huertos o de donaciones. Por ejemplo, las Clarisas de Estepa utilizan aceite ecológico para hacer sus hojaldrinas, y las Carmelitas de Utrera emplean harina integral para sus tortitas y galletas.
2Recetas tradicionales
Se elaboran siguiendo recetas tradicionales que se transmiten oralmente, o por escrito, dentro del convento. Algunas de estas recetas tienen cientos de años de antigüedad y se han ido adaptando a los gustos y las necesidades de cada época. Por ejemplo, las Comendadoras del Puerto de Santa María hacen unas formas (obleas) que se usaban antiguamente para la comunión, y las Cistercienses de Santa María de Huerta preparan una mermelada de kiwi que aprovecha la fruta que les regalan.
3Alabanza y servicio
Estos dulces de convento se hacen con mucho amor, oración y dedicación. Las monjas dedican varias horas al día a la repostería, que consideran una forma de alabar a Dios y servir al prójimo. Además, rezan por las personas que van a consumir sus productos y les agradecen su apoyo. Por ejemplo, las Jerónimas del Corpus Christi de Madrid envían una tarjeta con una bendición junto con sus pedidos, y las Hermanas de Belén ofrecen sus artesanías como signo de su contemplación.
Los dulces de convento se pueden adquirir directamente en los tornos o ventanillas de los conventos, o a través de plataformas online que facilitan la distribución y el envío a domicilio; por ejemplo, la tienda DeClausura.com: venta de productos de monasterios y conventos que colabora con más de 300 monasterios y conventos de clausura en España.
Estas iniciativas buscan ayudar al sostenimiento económico y la visibilidad social de las comunidades religiosas, así como acercar al público la riqueza espiritual y cultural que encierran sus muros.
Los dulces de convento son una forma deliciosa y solidaria de endulzar la vida. Además, son un testimonio vivo de la fe, la esperanza y el amor que animan a las monjas de clausura, que nos invitan a compartir su alegría y su oración. Como dice el lema de Fundación DeClausura “Comprar un producto es ayudar a un monasterio”.