Santo Tomás sabía bien que, como humanos, nada podemos hacer para evitar la tristeza. Sin embargo, hizo algunas recomendaciones que pueden ayudarte si sientes que tu alma está abrumada por el sufrimiento.
El Evangelio de Mateo, en el capítulo cinco, dice que será dichoso quien sufre, porque Dios lo consolará. ¡No pierdas la fe!