"Llegaron unos hombres de Judea y enseñaron a los hermanos de Antioquía, diciendo: 'A menos que os circuncidéis, como manda la Ley de Moisés, no podréis salvaros'. Esto provocó un alboroto y una discusión muy seria entre ellos, Pablo y Bernabé. Entonces se decidió que Pablo, Bernabé y algunos otros irían a Jerusalén para discutir este tema con los apóstoles y los ancianos. Con el apoyo y solidaridad de la iglesia de Antioquía cruzaron Fenicia y Samaria.
Contaron la conversión de los paganos y dieron gran alegría a todos los hermanos. Cuando llegaron a Jerusalén, fueron recibidos por la Iglesia, los apóstoles y los ancianos, y les contaron las maravillas que Dios había hecho a través de ellos. Intervinieron algunos de los que habían pertenecido al grupo de los fariseos y que habían abrazado la fe, declarando que era necesario circuncidar a los paganos y ordenarles observar la Ley de Moisés. Entonces se reunieron los apóstoles y los ancianos para discutir este asunto".