El Catecismo de la Iglesia Católica habla de las realidades que vivirá el alma inmortal del ser humano al concluir su paso por este mundo, mencionando que «La muerte pone fin a la vida del hombre como tiempo abierto a la aceptación o rechazo de la gracia divina manifestada en Cristo» (no. 1021) y agrega que inmediatamente será enjuiciado y sabrá cual será su retribución eterna: el cielo o el infierno o, temporalmente, el purgatorio.
Al respecto, el mismo documento nos dice que «los que mueren en la gracia y en la amistad de Dios, pero imperfectamente purificados, aunque están seguros de su eterna salvación, sufren después de su muerte una purificación, a fin de obtener la santidad necesaria para entrar en la alegría del cielo» (no. 1030).
Es a estos hermanos a quienes podemos ayudar a alcanzar su destino final con nuestras oraciones, por ello, la Iglesia siempre preocupada, propone muchas y variadas para rezar por la Iglesia purgante.
Oración del Santo Sudario
Señor Dios, que nos dejaste la señal de tu pasión la Sábana Santa, en la cual fue envuelto tu cuerpo santísimo cuando, por José, fuiste bajado de la cruz, concédenos ¡oh piadosísimo Señor! que por tu muerte y sepultura santa te haya dignado llevar a tu siervo (a) (nombre del difunto) a descansar en la gloria de la resurrección, donde vives y reinas con Dios Padre, con Dios Espíritu Santo, por todos los siglos de los siglos.
Amén.