La Iglesia católica vive un momento de crisis vocacional en muchos países, especialmente en Europa, donde el número de sacerdotes, religiosos y religiosas ha disminuido drásticamente en las últimas décadas. Sin embargo, en medio de este panorama desolador, hay signos de esperanza que muestran que Dios sigue llamando a jóvenes a seguirle más de cerca y a consagrarle sus vidas
Uno de estos signos es Iesu Communio – tsajenà, un instituto religioso de derecho pontificio que nació en 2010 en la provincia de Burgos, España. Se trata de una comunidad formada por más de 200 monjas, la mayoría jóvenes y españolas, que viven una vida contemplativa y apostólica al servicio de la Iglesia y del mundo.
Iesu Communio tiene su origen en la antigua congregación de las clarisas franciscanas de Lerma, fundada en 1606. En 1984, llegó al convento la madre Verónica Berzosa, una joven religiosa que había sido profesora de filosofía y teología en la Universidad Pontificia de Salamanca. La madre Verónica se convirtió en la abadesa del monasterio y comenzó un proceso de renovación espiritual y carismática que atrajo a muchas jóvenes que se sintieron llamadas a vivir una vida radical de oración, pobreza y fraternidad.
En 2010, el Papa Benedicto XVI erigió Iesu Communio como un nuevo instituto religioso, separado de las clarisas franciscanas. El nombre significa "comunión de Jesús" y expresa el deseo de las monjas de vivir en la intimidad con Cristo y en comunión con la Iglesia y con toda la humanidad. El Papa Francisco aprobó las constituciones del instituto en 2016.
Nuevas formas de vida consagrada para los desafíos del mundo actual
Las monjas de Iesu Communio viven en dos monasterios: el de San Pedro Regalado en La Aguilera (Burgos) y Godella (Valencia). Allí dedican gran parte del día a la oración personal y comunitaria, especialmente a la adoración eucarística. También realizan trabajos manuales como la elaboración de dulces, el cuidado del huerto o la restauración de muebles. Además, tienen una intensa actividad apostólica que incluye atención a peregrinos, catequesis, misiones populares, retiros espirituales, campamentos juveniles y obras sociales.
Se caracterizan por su alegría contagiosa, sencillez evangélica, amor a la Iglesia y fidelidad al Papa. Su carisma está inspirado en san Francisco de Asís, santa Clara de Asís, san Juan Pablo II y santa Teresa Benedicta de la Cruz (Edith Stein). Su hábito es blanco con un escapulario azul y una cruz roja sobre el corazón.
Iesu Communio es un ejemplo de cómo Dios sigue suscitando nuevas formas de vida consagrada en la Iglesia para responder a los desafíos del mundo actual. Su testimonio es una invitación a todos los cristianos a vivir con pasión su vocación bautismal y a abrirse a la voluntad de Dios en sus vidas.