Con tantos cambios de clima, guerras, terremotos y huracanes, por mencionar algunos fenómenos que se están manifestando en el planeta, es fácil caer en la angustia y en el pensamiento apocalíptico de que el mundo se va a acabar pronto. Sin embargo, el final del mundo es una verdad desconocida, porque debemos recordar que el único que sabe cuando ocurrirá eso, es el Padre (Mt 24, 36).
Lo único seguro es la muerte
Es necesario recordar que todos estamos de paso por esta vida y que algún día nos iremos, por eso es importante hacer tres cosas antes de que nos sorprenda el final de este camino:
1Confesarse
Un católico practicante sabe que la confesión pone paz al corazón y rescata al alma del abismo del pecado mortal, si es que ha tenido la desgracia de caer en él. Por eso, no debe esperar a cumplir solo el precepto de confesarse una vez al año, por salud espiritual, se programará para examinar su conciencia y acudir con el sacerdote, por lo menos, una vez al mes, para incrementar su gracia santificante.
2Ponerse en paz con el prójimo
Las relaciones con familiares, amigos, jefes, compañeros de trabajo y todo aquel que tenga algún contacto con nosotros, puede generar roces que pongan en riesgo la paz entre semejantes. Es indispensable estar en paz con todos, alejar situaciones de envidia, egoísmo y, sobre todo de soberbia, que se interpongan entre la gente con la que debemos vivir en armonía, pues ese es el mandato del Señor, después de amar a Dios sobre todas las cosas:
"Por lo tanto, si al presentar tu ofrenda en el altar, te acuerdas de que tu hermano tiene alguna queja contra ti, deja tu ofrenda ante el altar, ve a reconciliarte con tu hermano, y solo entonces vuelve a presentar tu ofrenda". (Mt 5, 23-24)
3Recibir la Unción de Enfermos
Esta es la última oportunidad y prueba del infinito amor hacia nosotros. Todavía Jesús quiso dejarnos la alternativa de recibir el auxilio espiritual para el momento póstumo. La Unción de Enfermos es un sacramento al que muchos temen, pero dice el catecismo de la Iglesia católica:
La Unción de los enfermos "no es un sacramento solo para aquellos que están a punto de morir. Por eso, se considera tiempo oportuno para recibirlo cuando el fiel empieza a estar en peligro de muerte por enfermedad o vejez" (CEC 1514).
En conclusión, nuestro Señor Jesucristo quiere que vayamos al cielo con él, por eso debemos aprovechar todos los medios y vivir de acuerdo con las enseñanzas del Evangelio, pues, aunque el mundo no se acabe, podemos morir repentinamente. Así es que hagamos caso de lo que nos advierte el Señor:
"Ustedes también estén preparados, porque el Hijo del hombre vendrá a la hora menos pensada" (Mt 24, 44).