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San Pío X, papa de 1903 a 1914, fue un firme defensor de la recepción de la sagrada comunión, animando a todos los fieles a recibir la Eucaristía con la mayor frecuencia posible.
"La Santa Comunión es el camino más corto y seguro al Cielo".
San Pío X
En particular, escribió en su decreto Quam Singulari que todos debían recibir la sagrada comunión más a menudo, incluso diariamente si era posible.
En aquella época, los católicos estaban acostumbrados a comulgar solo una vez al año. Muy pocos recibían la sagrada comunión semanalmente, y normalmente solo los sacerdotes la recibían a diario. San Pío X quiso corregir esta práctica de abstención.
El Concilio de Trento, de hecho, enseña lo contrario cuando llama a la Eucaristía, "Un antídoto por el cual podemos ser liberados de las faltas diarias y ser preservados de los pecados mortales". Esta doctrina fue no hace mucho enfatizada fuertemente por un Decreto de la Sagrada Congregación del Concilio dado el 20 de diciembre de 1905. En él se declaraba que el acercamiento diario a la comunión está abierto a todos, mayores y jóvenes, y que solo se requieren dos condiciones: el estado de gracia y una recta intención.
Los niños y la primera comunión
Además, san Pío X utilizó ese mismo decreto para rebajar la edad de la primera comunión a la "edad de la razón", que suele rondar los siete años, frente a la edad habitual de unos 12 años en aquella época.
Reforzando la realidad de la inocencia de los niños y su cercanía a Dios, Pío X escribió:
"El hecho de que en la antigüedad las partículas restantes de las Sagradas Especies se dieran incluso a los niños lactantes parece indicar que no debe exigirse ahora ninguna preparación extraordinaria a los niños que se encuentran en el feliz estado de inocencia y pureza de alma, y que, en medio de tantos peligros y seducciones del tiempo presente tienen una necesidad especial de este alimento celestial".
El documento de san Pío X abrió las puertas a una recepción más frecuente de la sagrada comunión por parte de un abanico más amplio de personas e inició un "renacimiento" de la fe en torno al Santísimo Sacramento.