Aunque se han alzado muchas voces contra este documento, que autoriza las bendiciones no litúrgicas ni ritualizadas de parejas del mismo sexo o "divorciados vueltos a casar", Roma admite que su aplicación puede "permitir modalidades de aplicación diferentes" según el contexto local, "pero no una negación total o definitiva". También ofrece un ejemplo de oración de bendición que dura "diez o quince segundos". El comunicado, firmado por el Prefecto y por el Secretario de la Sección Doctrinal del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, Mons. Armando Matteo, sigue a dos entrevistas concedidas por el Prefecto, Cardenal Víctor Manuel Fernández, en las últimas semanas. A petición de la prensa, ya había respondido a las numerosas críticas formuladas públicamente por cardenales, obispos, sacerdotes y laicos de todo el mundo desde la publicación de Fiducia suplicans, el 18 de diciembre de 2023.
Con esta nueva comunicación, el Prefecto afirma que desea ofrecer una respuesta a las "comprensibles declaraciones de algunas conferencias episcopales" sobre la Declaración. Pero insiste en que su reacción "no puede interpretarse como una oposición doctrinal". "El documento es claro y clásico sobre el matrimonio y la sexualidad", subraya, asegurando que no es posible "distanciarse de él doctrinalmente" ni considerarlo "herético, contrario a la Tradición de la Iglesia o blasfemo". En particular, señala que como "Declaración", el texto tiene un "alto perfil" magisterial que lo sitúa muy por encima de un Responsum o una Carta Apostólica.
Es posible no aplicarlo, pero no negarlo
No obstante, el cardenal argentino considera que las críticas formuladas "se basan principalmente en un aspecto práctico" del texto. En particular, reconoce que si bien la "aplicación inmediata" es posible en algunos contextos, no lo es en otros, especialmente en países donde la homosexualidad está condenada, prohibida o penalizada. Por ello, según el cardenal Fernández, los obispos pueden considerar que "no deben innovar" a corto plazo y, por tanto, no autorizar estas bendiciones. No obstante, siempre deben tomarse "el tiempo necesario para leer e interpretar" la declaración.
Pero aunque la Santa Sede puede "aceptar diferentes métodos de aplicación", rechaza cualquier "negación total o definitiva de este camino propuesto a los sacerdotes". Al contrario, anima a desarrollar catequesis para ayudar a comprender este tipo de bendición.
Bendiciones "muy breves"
El objetivo del documento, insiste la Santa Sede, es promover una "pastoral popular" en línea con el estilo adoptado por el Papa Francisco desde el inicio de su pontificado. Con este texto, invita a los sacerdotes a "valorar la fe sencilla del pueblo de Dios que, incluso en medio de sus pecados, sale de la inmanencia y abre su corazón para pedir la ayuda de Dios". El prefecto subraya que el documento distingue entre dos tipos de bendición: las bendiciones "litúrgicas o ritualizadas" y las bendiciones "espontáneas y pastorales", que no deben confundirse, ya que estas últimas no son en ningún caso un matrimonio, aprobación o ratificación de "nada".
Las oraciones "pastorales" para parejas en situación irregular deben ser "muy breves", no durando más de "unos segundos". Durante la oración, el sacerdote puede implorar "paz y salud" para la pareja, o pedir "que el Espíritu Santo libre a estas dos personas de todo lo que no responda a su divina voluntad y de todo lo que necesite purificación". Para evitar cualquier ambigüedad, la bendición nunca debe tener lugar delante del altar de una iglesia o "en una parte importante de un edificio sagrado".
Para ayudar a los obispos, el Dicasterio para la Doctrina de la Fe da un ejemplo de "oración sencilla" que se concedería a una pareja de divorciados comprometidos en una nueva unión que piden a un sacerdote con el que se encuentran en una peregrinación una bendición que les ayude a afrontar las pruebas. He aquí el texto:
"Señor, mira a tus hijos y concédeles salud, trabajo, paz y ayuda mutua. Líbrales de todo lo que contradice tu Evangelio y dales el poder de vivir según tu voluntad. Amén".
Este texto de "diez o quince segundos" ofrece un "cauce" que puede conducir a una vida más fiel al Evangelio, dice el cardenal Fernández. "¿Tiene sentido rechazar este tipo de bendición? Y concluye: "Más allá de las polémicas, este texto pide un esfuerzo de reflexión serena, con corazón de pastor, libre de cualquier ideología".