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La "víctima" de los sacrificios es lo que significa la palabra "hostia" en latín antiguo. Puesto que el trozo de pan que se come en la Eucaristía es, en la fe católica, el verdadero cuerpo de Jesús, que se ofreció como sacrificio en la Cruz antes de resucitar de entre los muertos, entendemos que la palabra hoy significa, por metonimia, el citado trozo de pan.
El pan es ácimo, en consonancia con la Última Cena, durante la cual Jesús respetó los preceptos judíos del seder (comida ritualizada) pascual. Esta costumbre se extendió definitivamente en el siglo IX, hasta el punto de que los cristianos de siglos anteriores consagraban panecillos sin levadura.
También hay una razón práctica por la que las hostias no llevan levadura. Así son menos desmenuzables. Lo contrario sería un problema, ya que cada trozo contiene la sustancia del cuerpo de Jesús. El hecho de que sean pequeñas también significa que no tenemos que partir demasiados trozos o arriesgarnos a no poder hacerlo bien o a derramar alguno de ellos. El nombre, la composición y el tamaño son bien conocidos. Pero, ¿por qué las hostias son redondas?
El círculo, signo del infinito
Existe una razón histórica para ello. En la Edad Media, el gremio encargado era el de los oublieurs u oblateros, que fabricaban oublies. Eran pequeñas pastas que tomaban el nombre del pan ácimo litúrgico (oblata es la palabra latina para ofrenda). El proceso de elaboración, idéntico al de las obleas, consiste en colocar la masa entre dos planchas de hierro caliente.
Las planchas suelen ser redondas, a veces ovaladas. La practicidad no se queda atrás, ya que la hostia del sacerdote se coloca en una patena redonda, colocada a su vez sobre un cáliz circular. Por encima de todo, la forma de las hostias expresa simbólicamente la divinidad que hacen presente. En efecto, en el arte, el círculo es el signo del infinito, atribuido a Dios en las obras cristianas.
La figura de la perfección
Los rosetones de las catedrales, por ejemplo, situados a menudo, como en Notre-Dame de París, en un cuadrado mayor, signo de la tierra y de la humanidad, muestran que el Padre no tuvo miedo de enviar a su Hijo al corazón de este mundo.
Figura perfecta e incircunscrita, el círculo expresa la perfección del Creador. Esta redondez blanca es también la del sol, que irradia su luz y su calor. De la hostia elevada en la Misa o de la custodia que presenta el pan consagrado a la adoración de los fieles, irradian el calor de la caridad divina y la luz de Aquel que venció las tinieblas.