Muchas veces, cuando estamos viviendo una enfermedad dolorosa o intimidante, nuestra fe decae: llegan las dudas, reclamos y la falta de esperanza; pero el Señor, en su palabra, nos da aliento para seguir confiando en Él. Son muchas las citas bíblicas que nos hablan directo al corazón sobre este tema, pero una de las que más puede restaurar la esperanza perdida es la del salmo 41, 3, que dice:
Cuando esté enfermo, el Señor lo sustentará; suavizará sus males mientras recobra la salud.
El Señor no solo tiene palabras de aliento para quien lo busca, sino que conoce a la perfección las necesidades de sus hijos y dará lo que convenga al alma de cada uno.