"El demonio de la acedia quiere hacer creer que todo es en vano, que nada tiene sentido, que no vale la pena preocuparse por nada ni por nadie", advirtió el Papa Francisco en la audiencia general del 14 de febrero de 2024. Animó a los cristianos a luchar contra este vicio, que también definió como "el demonio del mediodía", una especie de depresión que pone a prueba la fe.
Ante varios miles de personas reunidas en el Aula Pablo VI del Vaticano, el Papa Francisco prosiguió su ciclo de catequesis sobre los vicios y las virtudes. Tras la avaricia, gula, lujuria, ira y tristeza, el Pontífice argentino ofreció una reflexión sobre la "acedia", un término a menudo sustituido por el de "pereza".
En realidad -explicó el Papa- la pereza es más un efecto que una causa. Cuando una persona está ociosa, indolente, apática, decimos que es perezosa". Pero la raíz de la pereza es la acedia, prosiguió, recordando que este término significa "falta de cuidado" en griego.
"Es una tentación muy peligrosa. La persona que cae víctima de ella es aplastada por una pulsión de muerte: siente asco por todo, y su relación con Dios le parece aburrida".
Una batalla que hay que ganar con la paciencia de la fe
Denominada a veces "demonio del mediodía", la acedia "nos sorprende a mitad de la jornada, cuando el cansancio es máximo y las horas que nos esperan parecen monótonas e imposibles de vivir".
Comparando de nuevo la acedia con el mal de la "depresión", donde "la vida pierde su sentido", el Papa ofreció algunos "remedios" contra este vicio: el cristiano debe reaccionar con la "paciencia de la fe" y acoger "la presencia de Dios" en su situación.
"La acedia es una batalla decisiva que hay que ganar a toda costa", insistió el Papa Francisco. Siguiendo el ejemplo de los santos que se vieron afligidos por este vicio, es necesario "proponerse metas más alcanzables, pero al mismo tiempo resistir, perseverar, apoyándose en Jesús, que nunca nos abandona en la tentación".