"Si un padre se enfada porque el hijo no come no es traumático, pero si le pega una paliza por no querer comer, esa acción es completamente contraria a la noción de padre, al bien de la persona, y la desordena". Con este ejemplo el psicólogo Fernando de los Bueis explica a Aleteia su concepción del trauma basada en la naturaleza del ser humano.
Su enfoque, más realista que el que suele ofrecer la psicología actual racionalista positiva, está desarrollado en su tesis, titulada El trauma psicológico y sus causas a la luz de santo Tomás de Aquino.
Para De los Bueis, el trauma es una "tristeza profunda que embota el ánimo, producida por un agente con poder superior, con violencia, y que produce un mal en el paciente que es contrario a un bien natural del ser humano".
Esta definición parte de reconocer un mal que daña a la persona porque la aparta de bienes básicos naturales a los que tiende.
Y en su opinión, "es fundamental que el psicólogo reconozca que existe un mal objetivo". Porque entonces "no es la consideración que hace el paciente lo que le hace enfermar, o su falta de apoyo, sino que es un mal dañino".
"Se piensa que el enfermo mental tiene que tener una debilidad previa, algo ya corrompido, pero no tiene por qué ser así -afirma-. Alguien puede padecer maltrato en casa, o bullying en el colegio y a pesar de tener las protecciones posibles acabar dañándose".
Un daño a la naturaleza humana
Según este psicólogo, para reconocer el daño es necesario conocer la naturaleza humana: "No podemos reconocer lo que se ha roto sin conocer aquello que se ha roto", constata.
En su tesis define el trauma por las causas formal, material, eficiente y final.
"Normalmente solo se usa la eficiente: la causa, por qué ha venido esto -dice De los Bueis-. Pero no se hace referencia a la formalidad del desorden, a cómo afecta a las acciones del ser humano y a su fin".
El problema actual es que según el paradigma posmoderno, "el sujeto no es capaz de conocerse y conocer la realidad, sino solo una construcción cultural, a veces además contraria a la naturaleza humana".
Pero "el trauma afecta a bienes no solo importantes culturalmente, sino a bienes básicos, naturales, a los que tendemos por ser hombres y de los que algunos son apartados por el evento traumático".
En este contexto, el Doctor Angélico aporta objetividad, además de reflexiones estrictamente psicológicas, como su clasificación de las pasiones y su concepto de Aegritudo animalis (enfermedad animal).
Por eso De los Bueis considera a santo Tomás de Aquino "Doctor en Psicología", más allá de su faceta de teólogo, antropólogo, filósofo, etcétera.
Tratar el trauma de modo distinto
Además de dar contenido al concepto de trauma, esta tesis defendida recientemente en la Universidad Abat Oliba de Barcelona recuerda que el desorden traumático puede tomar muchas formas: fobias, adicciones, trastornos de la personalidad…
En la práctica, desde lo traumático se entienden muchas patologías que en muchas ocasiones pueden ser un trauma.
"Si llega una paciente con una depresión y detectamos unas dinámicas de infancia y familia que son traumáticas podemos entender que esa depresión no ha nacido de la nada, sino que está relacionada con todos esos acontecimientos previos, con una herida, una ruptura previa", explica el doctor.
Y al reconocer el mal, el psicólogo no dice "entiendo tus sentimientos", sino "entiendo el mal que te ha dañado".
Esto conlleva, para el autor de la tesis, que el psicólogo se puede enfadar por ese mal y que hay que restablecer la justicia en la medida de lo posible.
"Podemos emplear medidas psicológicas, pero si no podemos proteger a ese paciente, hacer que recupere el bien perdido, al final simplemente le anestesiaríamos para que no sienta dolor, que es algo muy común", lamenta.
De los Bueis reconoce que "a veces no será posible restablecer ese bien, pero sí proponer una vida de virtud en la que ese bien quede preservado en lo venidero; así se pueden restablecer esas inclinaciones más naturales del ser humano".
Fuerza misteriosa
Aunque hay distintos tipos de traumas, y también graduaciones de afectación, el autor de la tesis constata que algunas personas no se desordenan ante un trauma grave.
"¿Quién se recupera de modo humano de una violación, de haber sido maltratado en el colegio durante 5 años, del abandono por parte de los padres siendo recién nacido?", plantea.
Y responde que "el ser humano está destinado a la trascendencia, a la búsqueda de Dios, y cuando acontece algo traumático, si no se preserva esa búsqueda lo normal es que la persona se guíe por sobrevivir, tener seguridad, pequeños placeres, tolerar la tristeza y el miedo con anestésicos".
De los Bueis afirma que hay factores naturales de resiliencia que ayudan pero concluye cuando el ser humano no cae en el desorden tras el trauma "existe algo misterioso que lo impide, una gracia especial".