La ermita de San Miguel de Arretxinaga, que en vasco significa "lugar donde yacen las piedras", es única en el País Vasco y una rareza en la Cristiandad.
Este edificio religioso está en el pueblo de Markina, en Vizcaya, situado junto al Camino de Santiago en el lugar donde confluyen los ríos Artibai y Urko.
El exterior, realizado con piedra vista y rematado con una espadaña para campañas sobre su puerta principal, no tiene apenas interés. En cambio, en su interior se encuentra una enorme formación geológica de tres peñascos que guardan equilibrio entre sí, donde se sitúa el altar.
Origen de las piedras
Estos grandes bloques de piedra cuarzosa sin forma específica son un capricho de la naturaleza y su origen es hidrotermal, como se denomina en Mineralogía. Su formación data de hace unos 40 millones de años.
Probablemente, los primeros pobladores del valle otorgaron a esta formación pétrea un valor sagrado o incluso milagroso, y con la llegada del cristianismo a la zona, las piedras se consagraron y se asimilaron en la nueva religión, construyéndose este edificio de culto religioso para guardarlas en su interior.
Arcángel san Miguel
Así que los tres bloques de piedra forman una especie de baldaquino natural donde está situado el altar y, cobijada por las grandes piedras, se alza una estatua del Arcángel San Miguel. Este está empuñando una lanza contra la figura del demonio, que tiene a sus pies.
Probablemente en Arretxinaga se desarrolló el culto a san Miguel al relacionarse sus piedras con las de la cueva sagrada del Monte Gargano en Foggia (Italia) donde se apareció san Miguel en cuatro ocasiones y tal vez por eso se consagró esta ermita a esta advocación.
Fundación de la ermita
Etimológicamente, Arretxinaga significa en lengua vasca "lugar o sitio donde yacen o están echadas las piedras": Arri, harria, significa "piedra"; etxi de etzin, etzan, es del verbo "yacer, echarse, tumbarse" y el sufijo locativo -aga, indica "lugar de".
El templo fue levantado para acoger esta curiosa formación geológica y su construcción probablemente fue en época medieval. Cuando se fundó la villa de Markina en 1355 se decía que muchos feligreses frecuentaban un recinto religioso, quizás el de Arretxinaga y la primera mención documental data de 1451, cuando se cita expresamente la ermita.
En otros documentos consta que la ermita estuvo habitada por ermitaños y religiosas y el 17 de agosto de 1626 se consagró solemnemente el altar a san Miguel.
Estado ruinoso
En 1734, ante el estado ruinoso del edificio, se decidió construir el actual siguiendo el diseño de un arquitecto desconocido y la dirección del guipuzcoano Joseph de Lizardi, quien lo concluyó en 1741.
La forma de la ermita es de planta hexagonal, lo que permite la circulación en torno a las tres rocas de su interior y está cubierta por una bóveda de seis nervios. Su diseño es sobrio y hay una escalera de caracol que lleva a una galería alta desde donde se puede contemplar la magnitud de las rocas.
Fiestas y tradiciones
El día de san Miguel Arcángel, el 29 de septiembre, en la ermita se celebra Misa y una animada romería. A medianoche se baila la danza "Mahai gainekoa" (significa "sobre la mesa") en la plaza de la ermita.
Los danzantes, cogidos de la mano y acompañados por la música del txistu (una flauta), dan una vuelta a la ermita portando una antorcha encendida, y al llegar al ayuntamiento, uno de ellos baila sobre una mesa presidida por el alcalde.
La tradición popular dice que si un mozo o moza quiere desposarse antes de un año deberá dar tres vueltas a las rocas pasando por el estrecho hueco que hay bajo ellas mientras rezan tres avemarías.