Cuando hablamos de belleza, usualmente nos referimos a mujeres: desde rutinas de skincare, hasta cosméticos; y así como procedimientos estéticos para mantener una piel firme o un rostro rejuvenecedor.
Sin embargo, con el paso de los años, el concepto de belleza se ha ido distorsionando, de forma que la mujer se ve hipersexualizada al tratar de cuidar su imagen personal.
El buen equilibrio para el cuidado personal
Tener cuidado en la presentación personal no es malo -de hecho, es parte de la feminidad- sin embargo, no se debe caer en la vanidad o en los estereotipos inalcanzables que maltratan al cuerpo con tal de mostrar una apariencia estéticamente "bonita".
Por esencia, Dios ha hecho bella y pura a la mujer, de modo que esa misma belleza debe cuidarse, mantenerse y protegerse para mostrarse día tras día.
Una adecuada presentación personal
Mostrar una presentación alineada y adecuada, de tal forma que cuidemos de nuestra esencia, es parte de la esencia en la mujer.
Adrián Aguilera, autor y director de The Newman Society, dedicó todo un capítulo en su libro El Corazón de la Mujer, a santa Verónica Giuliani, quien nos explica más a fondo cómo cuidar de nuestra presentación personal.
Esta santa fue monja capuchina y redactó un diario personal, cartas y poemas. En estos escritos, ella misma, como mujer, nos hace esta invitación:
No restringir el cuidado de nosotros mismos a solo un par de detalles externos, sino a considerarlo de modo íntegro".
Dice Adrián, en su libro, referenciando a Santa Verónica, que la belleza está por encima de cualquier medida, puesto que la imagen que tenemos que mostrar de nosotras mismas al mundo entero es la esencia de Cristo, esa belleza de la cual nos ha hecho partícipes, mostrando sencillamente la imagen de Cristo en nosotras.
Como ejemplo, tenemos a muchas santas que, desde su llamado a la vida consagrada o matrimonial, reflejaron siempre la belleza de Cristo, ya que -por naturaleza- cada mujer es hermosa; empezando por María Santísima, quien por excelencia es la más bella doncella, ejemplo total para toda mujer y qué decir de aquellas mujeres santas que nos inspiran.
Por ello, no debemos reservar el cuidado personal para algunas ocasiones especiales, sino que debe ser una parte de nuestro estilo de vida; pero lo más importante es "embellecer diariamente a nuestra persona con las virtudes, nuestro rostro con una sonrisa y nuestro cuerpo con limpia elegancia".
Cómo potenciar tu cuidado personal
Para finalizar, el verdadero cuidado de la belleza no solo es para uno misma, sino para compartirse en amor. Dice san Juan Pablo II, en su exhortación apostólica Familiaris Consortio: "Dios ha creado al hombre a su imagen y semejanza: llamándolo a la existencia por amor, lo ha llamado al mismo tiempo al amor".
Lo que se resume en que, si hombres y mujeres hemos sido creados con el anhelo de amar, todo lo que hagamos debe de estar cimentado en el amor; por lo tanto, cuidar de nuestra imagen, inclusive de nuestra salud y alma, es de importancia para unirnos en comunión hacia el amor de Cristo.