María Magdalena es la única apóstol mujer de Jesucristo nombrada ante la Iglesia, elevada a grado de fiesta cada 22 de julio. Tuvo este reconocimiento por la Santa Sede en 2016.
La hermana Lupita Muñoz, de las Religiosas Carmelitas de Santa Teresa de Jesús, nos explica a detalle el gran papel de esta santa que, hasta el día de hoy, nos enseña grandes cosas a toda la Iglesia, en especial a las mujeres.
Esta mujer dijo: yo quiero seguirlo, quiero estar a sus pies, quiero vivir lo que Él vivió, conocer lo que conocen los demás y vivir hasta los extremos”
Nombrada oficialmente "apóstol de los apóstoles"
Ella fue la primera en ser testigo de la resurrección de Jesús; y la que empezó a evangelizar al decirle a los apóstoles que Cristo había resucitado.
"(...) Cumplió con el mandato del Resucitado: 'Vé donde mis hermanos y diles'... María de Magdala fue a anunciar a los discípulos: 'He visto al Señor' y 'lo que El le había dicho'. De este modo se convierte, como ya se ha señalado, en evangelista;es decir, en mensajera que anuncia la buena nueva de la resurrección del Señor; o como decían Rabano Mauro y Santo Tomás de Aquino".
Ella tenía un nivel de discipulado muy elevado por el atributo de seguir a Jesús en un momento en el que "las mujeres no se formaban, no seguían al maestro, la formación era para los hombres", menciona la hermana Lupita.
Se debe destacar que fue una mujer que enseñó una gran fuerza y fidelidad. “Se le da ese grado porque a pesar de su situación circunstancial, se atreve a vivir, considerándolo como antecedente de la vida consagrada, la radicalidad de dejar todo", añadió.
La mujer: un tema necesario en la actualidad
El nombramiento de María Magdalena representa una mayor visibilidad del papel de la mujer en la Iglesia.
"La decisión se inscribe en el contexto eclesial actual, que requiere una reflexión más profunda sobre la dignidad de la mujer, la nueva evangelización y la grandeza del misterio de la misericordia divina".
La hermana Lupita menciona que es importante seguir el ejemplo de María Magdalena, el cual podemos ver a través de dos puntos esenciales que son:
1Saber escuchar los deseos profundos del corazón
Santa Teresa de Jesús se sintió identificada con ella, así como lo menciona en su libro, El libro de la vida: "Era yo muy devota de la gloriosa Magdalena y muy muchas veces pensaba en su conversión". Teresa se sentía identificada e inspirada por el obrar de esta santa, que siempre siguió a Dios, escuchando lo que anhelaba su corazón.
"[Debemos] ser esas mujeres que sepan vivir en esa intimidad con Dios, para que podamos escuchar esos deseos de nuestro corazón para poder arriesgarnos y no dejarnos influenciar por las circunstancias", expresó la hermana.
2Siendo mujeres, hacer lo que nos toca
El domingo que resucitó Jesús, María se levanta temprano y se dirige al sepulcro (Jn 20, 1) porque quiere ungirlo (Marcos 16, 1-2). Destaca la hermana Lupita que ese era !un trabajo propio de las mujeres". Con esta acción nos enseña que debemos hacer lo que corresponde a nuestra esencia femenina.
Ella nunca buscó igualarse a los demás apóstoles, que eran hombres, sino que, haciendo lo que hacía una mujer de ese tiempo, "nos enseña a decir; ubícate en lo que te toca hacer y darle esa dignificación".
Magdalena como reflejo de la mujer en la Iglesia
Nosotros vemos en María un ejemplo de fidelidad; de que, a pesar del contexto, siempre fue fiel a la palabra de Cristo. "La Iglesia la reconoce porque en el tiempo de Jesús, la mujer estaba minimizada y Él la exaltó", menciona la hermana.
Es un ejemplo al cual debemos aspirar a seguir, así como lo mencionó san Gregorio Magno: "Un testimonio de la divina misericordia", del gran impacto que Dios puede ejercer en nuestras vidas.