Santo Domingo de Guzmán vivía la Semana Santa con mucha intensidad y se acercaba a ella muy preparado por una "Cuaresma predicada", explica a Aleteia el dominico Vito Gómez.
Durante 40 días, y hasta la Pascua, permanecía en el mismo lugar sin viajar, y explicaba la fe al pueblo, muchas veces en controversias públicas convocadas por magnates cátaros, que no aceptaban los dogmas católicos.
Predicaba lo que significa creer en Jesús hasta llegar a su pasión, muerte y resurrección.
A la gracia y a su talento personal se unía su sólida formación recibida en el Estudio General de Palencia, la primera universidad de España en formación filosófica y teológica en aquel tiempo.
Allí, y en sus muchos viajes, había conocido a fondo la Biblia y los problemas que existían en el ámbito religioso de su tiempo.
A la reflexión doctrinal, Domingo añadía esos días una intensa oración, penitencia y limosna en forma de entrega a los demás.
Semana Santa en Toulouse
Su biógrafo Pedro Ferrando describió en el siglo XIII una Semana Santa que santo Domingo vivió en Toulouse (Francia).
Para ello se basó en documentos recogidos por el maestro de la orden de predicadores pocos años después de la muerte del fundador.
Según Ferrando, Domingo de Guzmán predicó aquel año en la zona tolosana desde el Miércoles de Ceniza hasta la Pascua.
Su exposición de la fe a veces la dirigía a verdaderas multitudes concentradas en forma de controversias doctrinales. En todos esos días de Cuaresma y Semana Santa, no aceptó que le dieran como limosna más que pan y agua.
Dormía sobre unas tablas de madera, y solo lo imprescindible, ofreciendo esa penitencia por la conversión al catolicismo de las personas.
Se levantaba pronto y se dedicaba a contemplar a Jesús salvador.
A las personas que le habían hospedado en su casa les pidió algo sencillo para cubrirse y "fueron unos cilicios sus vestidos de preparación de la Cuaresma y la Pascua".
Durante esas semanas, celebró la liturgia de las horas y la Misa con especial intensidad.
Y ofreció limosna en forma de entrega total a todos, especialmente a "los más pobres en el conocimiento de la verdad religiosa".
Las vivencias de santo Domingo de Guzmán en Semana Santa las plasmó el beato Angélico.
Diversas pinturas suyas lo muestran a los pies de la cruz, junto a su sepulcro contemplando el misterio de la Resurrección, caminando junto a los discípulos de Emaús…