A la hora de comer, a dos pasos del puesto de la gendarmería que vigila las entradas y salidas, la Farmacia Vaticana luce llena de gente. A ambos lados de las puertas automáticas, unos carteles muestran la gama de perfumes "Biblia Sagrada" y sus cuatro fragancias de evocador nombre: oro, incienso, mirra y rosa mística.
Inspiradas en los regalos de los Reyes Magos al Niño Jesús en el pesebre, estas fragancias fueron diseñadas en 2017 por el maestro perfumista italiano Lorenzo Dante Ferro, explica la web de la farmacia. Sus frascos de tonos dorados están alineados en una estantería, entre la colección de fragancias para el hogar y aguas florales del Vaticano.
Dos mil visitantes al día
"¿Se los presento? Todo sonrisas, un empleado vestido de blanco y negro saca los probadores de la gama y los pulveriza sobre tiras. Aromas rosados, almizclados y afrutados flotan bajo las narices de los clientes. Por aquí pasan unos dos mil visitantes al día, lo que la convierte en una de las farmacias más concurridas del mundo. Cualquiera que tenga una receta -de cualquier país- puede entrar, y aquí se pueden encontrar muchos medicamentos extranjeros no disponibles en Italia.
"Estos perfumes solo se venden en la farmacia y en la tienda de recuerdos de los Museos Vaticanos", explica la empleada mientras deja los frascos de líquido ámbar y ocre. No disponibles en Internet, estos productos son una curiosidad exclusiva que los turistas pueden adquirir por 59 euros el frasco de 100 ml (poco más de 1000 pesos mexicanos).
A base de esencias naturales
Se elaboran a partir de esencias naturales en el propio laboratorio del pequeño Estado, que también produce otros cosméticos como jabones, colonia de lavanda, loción antiacné y crema para después del afeitado. Todos estos productos llevan el escudo del Estado más pequeño del mundo.
La farmacia vaticana fue fundada en 1874 por el Hermano Eusebio Ludvig Fronmen, miembro de la Orden de los Hospitalarios de san Juan de Dios, y sigue dirigida por un equipo de religiosos conocidos como los "Fatebenefratelli". En 1929 se trasladó a su sede actual en el Palacio del Belvedere.