En la era de la información y de la tecnología, el cristiano está invadido de ideologías que pueden contaminar fácilmente sus creencias y vulnerar su fe, alejándose de las enseñanzas acerca de Dios y de la Iglesia que se nos han transmitido desde la Antigua Alianza y que fueron confirmadas por nuestro Señor Jesucristo.
Por eso, es pertinente recordar quién es Dios.
Dios es el único
El Catecismo de la Iglesia católica recuerda que el Credo comienza declarando "Creo en un solo Dios":
"Dios es Único: no hay más que un solo Dios: "La fe cristiana cree y confiesa que hay un solo Dios [...] por naturaleza, por substancia y por esencia (Catecismo Romano, 1,2,2) (CIC 200-201).
Y continúa diciendo que:
Jesús mismo confirma que Dios es "el único Señor" y que es preciso amarle con todo el corazón, con toda el alma, con todo el espíritu y todas las fuerzas (cf. Mc 12,29-30) (CIC 202).
Amamos, por lo tanto, a un Dios que existe y que es único.
Dios revela su nombre
Dios se reveló a su pueblo Israel dándole a conocer su Nombre. El nombre expresa la esencia, la identidad de la persona y el sentido de su vida. Dios tiene un nombre. No es una fuerza anónima. Comunicar su nombre es darse a conocer a los otros. Es, en cierta manera, comunicarse a sí mismo haciéndose accesible, capaz de ser más íntimamente conocido y de ser invocado personalmente.
Cabe destacar lo que el Catecismo afirma categóricamente: Dios tiene un nombre porque no es una fuerza, o podríamos agregar, no es una energía, como algunas corrientes nos quieren hacer creer.
Dios es Persona
Por supuesto, Dios es Persona, es más, recordando el misterio de la Santísima Trinidad reconocemos la existencia de tres Personas distintas: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, que son un solo Dios verdadero.
Y si lo dicho anteriormente no basta, hay algo más: una energía cambia. Dios no:
Entendemos que el Dios personal en el que creemos es el Creador, el Redentor y el Santificador que nos ha hecho por amor y que desea que confiemos en Él "en todas las circunstancias, incluso en la adversidad" (CIC 227).
Por lo tanto, no nos dejemos engañar por corrientes ideológicas distintas a nuestra fe cristiana, pues "solo Dios basta" (CIC 227).