La misa es la gran celebración de la Iglesia porque nos reúne a escuchar la Palabra de Dios, conmemorar la cena en que Cristo nos dejó su Cuerpo y su Sangre y renovar su sacrificio en la cruz.
Nos dice Benedicto XVI:
Para el sacerdote, celebrar cada día la Santa Misa no significa hacer un ritual, sino cumplir una misión que nos implica totalmente y profundamente la existencia, en comunión con Cristo resucitado que, en su Iglesia, continúa aplicando el sacrificio redentor.
Cada momento de la misa es muy importante y especial. Si nos disponemos y comprendemos lo que allí sucede, podremos recibir gracias abundantes en nuestra vida:
1Al iniciar
Nos reunimos y saludamos todos en el nombre del Padre, Hijo y Espíritu Santo, porque en todo lo que sucederá dentro de la misa estará presente Dios.
2Acto penitencial y gloria
Decimos: "Señor, ten piedad", pidiendo a Dios que perdone nuestras faltas, nuestras faltas de amor hacia los demás, hacia Dios, hacia nosotros mismos y hacia la creación. Lo hacemos confiando en su misericordia. Luego le cantamos "gloria" alabando su poder y la paz que nos regala.
3Liturgia de la palabra
Dios se hace presente y nos habla en su Palabra, por eso escuchamos las lecturas bíblicas, de los profetas o de los apóstoles. Luego, cantamos o leemos un salmo (una alabanza poética a Dios) y escuchamos el santo Evangelio. Con ellas Jesús quiere transformar nuestro corazón. Si dejamos que su palabra ilumine nuestra vida, esta será mejor.
4La homilía
El sacerdote que está presidiendo nuestra misa y que ha preparado y rezado la Palabra de Dios, hará una homilía: una reflexión para explicarnos lo que Dios quiere decirnos en las lecturas.
Tal como nos enseñó Jesús y unidos como hermanos, rezamos a Dios diciéndole: Padre nuestro, luego nos deseamos la paz, porque así pidió Jesús que lo hiciéramos. Al encontrarnos todos en esa alegría y disposición, pasamos a recibir el Cuerpo y la Sangre de Cristo en la comunión.
5El ofertorio
Nosotros ofrecemos a Dios nuestro trabajo diario, simbolizado en el pan y el vino en el altar. Al dar alguna ofrenda en la misa, damos parte de nuestro esfuerzo diario a Dios y Él lo recibe junto con nuestras oraciones.
6Liturgía de la Eucaristía
Bajo las manos del sacerdote y con la oración de todos, el Espíritu de Dios desciende y permite que el pan y el vino se transformen en el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo. El sacerdote los eleva, y de rodillas le adoramos junto con los todos los ángeles y los santos que en ese momento no vemos, pero que están ahí, diciendo junto con nosotros: "Señor mío y Dios mío".
7Despedida
Al terminar la misa el padre nos bendice y nos dice: "pueden ir en paz", porque seguiremos nuestro camino con Dios en nuestro corazón, a continuar nuestra labor en el mundo, y con Él a nuestro lado.
Por lo general hay un canto final, dedicado a la Virgen. En algunos lugares, además, se agrega la oración a san Miguel Arcángel. El rito de la bendición solo se suprime en Jueves Santo, cuando se realiza la adoración al Santísimo.