Fue San Felipe es uno de los apóstoles que recibió una de las preguntas de Jesús antes de uno de sus milagros más famosos, la multiplicación de los panes. «¿De dónde crees tú que podremos conseguir pan para tanta gente?», le preguntó. Pero también fue San Felipe quien recibió una de las mejores respuestas durante la Última Cena: «Felipe, quien me ve a Mí, ve al Padre».
Por su parte, Santiago «el Menor», muy cercano a Jesús, era considerado el primer obispo de Jerusalén y una de las «columnas principales de la Iglesia».
Antes de la fundación de Montevideo
Pero más allá de la relevancia de estos santos apóstoles para la Iglesia universal, la gran interrogante es qué tienen que ver con la capital de Uruguay. Precisamente, el vínculo de San Felipe y Santiago se remonta incluso antes de la fundación de Montevideo como tal.
Según una reseña difundida por la propia Arquidiócesis de Montevideo, ante el avance de los portugueses en el Río de la Plata, España advirtió la necesidad de fundar una nueva ciudad. Fue ahí que el gobernador de esa región en aquel tiempo – Siglo XVIII-, Bruno Mauricio de Zabala, fue el encargado de concretar la misión de fundar lo que actualmente se conoce como Montevideo.
Antes de su llegada al lugar, en el año 1726 quedó establecida la jurisdicción y poco tiempo después Pedro Millán, protagonista en la organización de la nueva villa, señaló que los santos Felipe y Santiago serían sus patronos. En cuanto al primero, la versión más común tiene que ver con Felipe V, el rey de España en ese momento. En cuanto al segundo, porque su fiesta se celebraba ese día, o sea, el 1 de mayo (actualmente es el 3 de mayo).
La novel ciudad quedó erigida recién en 1729 y durante un cabildo celebrado en 1730 se confirmó lo de sus patronos. Al principio, la celebración dedicada a estos santos se realizaba con gran solemnidad, pero con el correr de los años fue cayendo en desuso. Recién en 2014 el cardenal uruguayo y arzobispo de Montevideo, Daniel Sturla, logró revitalizar esta significativa fiesta. (Más info aquí)
El abrazo más esperado
En 2017 se dio un hecho bastante especial. Las reliquias de los santos Felipe y Santiago llegaron a Uruguay para que pudieran ser veneradas por su gente. Esto sucedió, tras esperar algunos siglos, luego de un largo viaje de más de 11.000 kilómetros y 13 horas de vuelo.
El arribo definitivo fue posible gracias a gestiones realizadas de la Iglesia en Uruguay con el párroco de la basílica romana de los 12 Apóstoles, donde se conservan los restos de los santos. Lo que se pidió, tras apertura de tumba y análisis de contenido en 2016, fue que se reservaran algunos de los restos para que pudieran ser enviados a la ciudad. Todo esto prosperó y «el abrazo más esperado», tal cual contaba la crónica de Aleteia en ese momento, aconteció.
La llegada de los santos patronos a Montevideo se dio en el marco de un evento mariano de gran envergadura (Encuentro con María, segundo Congreso Mariano de Montevideo) y que hasta mereció un mensaje especial del propio papa Francisco.
Alegría por la beatificación de Jacinto Vera
En 2023, la fiesta de los patronos de Montevideo coincide con otra celebración histórica para la Iglesia de Uruguay: la beatificación de monseñor Jacinto Vera, primer obispo del país sudamericano.
La ceremonia vinculada a Vera está prevista para este 6 de mayo en el Estadio Centenario (Montevideo) y será la primera de ese tipo en territorio uruguayo. Es así como la alegría por los patronos de Montevideo de alguna manera también queda unida a la gran celebración por la beatificación del obispo gaucho y misionero.