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En la iglesia de san Pedro a Montorio, en una capilla a mano derecha se encuentra la imagen milagrosa de la Virgen de la Carta.
El fresco se encontraba a la intemperie en una de las callecitas de Monte de Oro (Montorio), lugar romano localizado en el Janículo.
Se cree que fue pintada alrededor del 1564 por el célebre pintor Niccolò Circignani, llamado el Pomarancio.
En la imagen se puede ver a la Virgen sentada majestuosamente con el Niño Jesús que sostiene con su brazo derecho. En su mano izquierda sostiene una carta apoyada en su rodilla.
Los milagros
En 1713, una religiosa llamada Anna Giulia Petra del Monasterio de los Siete Dolores yacía moribunda, había solo que esperar, según decían los médicos.
Una de sus hermanas religiosas, instintivamente, decidió ungirla con el aceite que iluminaba la “Virgencita” en la calle, y sor Anna Giulia inmediatamente abrió los ojos y se levantó totalmente sana y más fuerte que nunca.
El milagro se extendió rápidamente por toda Roma, y cientos de personas acudían en peregrinaje a pedir favores a Nuestra Señora.
Haciéndose eco del prodigio de la imagen sagrada y de la piadosa reputación de los fieles, se ordena trasladar la imagen a la iglesia cercana de san Pedro en Montorio.
Una empresa no poco fácil para el arquitecto encargado, que junto a sus operarios, se encontraba muy angustiado, viendo que el muro donde se encontraba el fresco ya desde hace tiempo había comenzado poco a poco a desmoronarse.
Y es aquí que se produjo otro milagro, ya que encomendándose a la misma Virgen María, pudo trasladarla intacta el 9 de agosto de 1714.
¿Por qué María viene representada con una carta en la mano?
La imagen de la Virgen María con una carta en mano tiene un origen bastante antiguo.
Según la tradición, cuando san Pablo, llegó a predicar el evangelio la ciudad italiana de Mesina, se encontró a la población muy bien predispuesta a recibir la Palabra de Dios.
Muchos de los ciudadanos pronto aceptaron la invitación de convertirse al cristianismo, y cuando en el año 42, el apóstol se preparaba para volver a Palestina, algunos mesineses pidieron de poder acompañarlo, querían vivamente conocer a la Virgen María en persona.
Cuando llegaron frente a la Madre, le entregaron una carta para pedir protección.
María les dio la bienvenida y les respondió con otra carta escrita en hebreo, enrollada y atada con un mechón de su cabello.
Los peregrinos regresaron a su ciudad con la importante carta: en ella María elogió su fe, dijo que apreciaba su devoción y les aseguró su protección perpetua.
El mechón de cabello se conserva en la Catedral de Messina y se exhibe todos los años en el día del Corpus Domini pidiendo siempre la protección de la ciudad a la Virgen María.