Acabamos de empezar el mes de diciembre y el tiempo de Adviento nos hace vislumbrar ya la Navidad, que está a la vuelta de la esquina.
Mientras esperamos el nacimiento del Niño Dios, nos vamos preparando para recibirle. Durante estos días, cada familia prepara el espacio de su hogar: la corona y el calendario de Adviento nos ayudan a ir contando los días que faltan hasta el 25. Colocamos el árbol de Navidad y lo engalanamos y también ponemos el Belén con las figuras de la Sagrada Familia y los pastores.
En la calle, las luces, el frío, el olor a churros y a otros dulces navideños, y el ir y venir constante de la gente nos recuerdan la cercana celebración de la Navidad.
Sentir la música navideña
También lo sentimos al oír los villancicos que ambientan muchos espacios de nuestros pueblos y ciudades. Y es que no tenemos que olvidar que la música también debe estar presente y acompañarnos en estas fiestas navideñas.
En 1994, san Juan Pablo II escribió una carta a los niños, en la que les relataba sus recuerdos infantiles:
“Entonces yo vivía también la atmósfera serena de la Navidad, y al ver brillar la estrella de Belén corría al nacimiento con mis amigos para recordar lo que sucedió en Palestina hace 2.000 años. Los niños manifestábamos nuestra alegría ante todo con cantos. ¡Qué bellos y emotivos son los villancicos, que en la tradición de cada pueblo se cantan en torno al Nacimiento! ¡Qué profundos sentimientos contienen y, sobre todo, cuánta alegría y ternura expresan hacia el divino Niño venido al mundo en Nochebuena!”.
Cantar mayores y pequeños
Sin duda, cantar en familia o con amigos estas tradicionales canciones hacen que la Navidad sea más Navidad. Es la banda sonora de estos días, y el mero hecho de escuchar la melodía y las letras de sus canciones, nos transforma por dentro.
Realmente, los villancicos nos unen porque todos, más o menos, conocemos las canciones. Durante esos “momentos musicales“ los niños tienen la oportunidad de escuchar cómo cantan algunos miembros de su familia, que habitualmente no lo hacen, y eso les sorprende gratamente.
Para los abuelos, es una oportunidad de enseñar a los jóvenes y a los pequeños de la casa. Y lejos de parecer algo antiguo, el villancico aparece como algo novedoso y atractivo, divertido e ingenioso.
Y esos momentos que compartimos haciendo algo juntos se convertirán en inolvidables para la familia. Aunque las notas no fluyan afinadas.
Beneficios de la música
Cantar no sólo nos pone de buen humor - ¡está comprobadísimo! -, además es muy beneficioso para la estimulación y el desarrollo de los niños, sobre todo durante la primera infancia.
La música estimula el desarrollo motriz, emocional, social, perceptivo y comunicativo de los niños. Así lo indica Alicia Peñalba, profesora de Música en la Universidad de Valladolid en su trabajo “La defensa de la educación musical desde las neurociencias”.
Esta Navidad ¡pídeles que canten villancicos!
Es asombroso el poder de estas composiciones navideñas, ya que de la misma manera que lo consigue cualquier otra canción, los villancicos también mejoran nuestro ánimo. La música en general ayuda al cuerpo a generar oxitocina, la hormona de la felicidad, pero si además nos sentimos acompañados por la familia, esta se dispara.
Y a la vez aumentamos nuestra sensación de pertenencia y de identidad. Cantar en familia es una de las actividades que podemos plantearnos realizar esta Navidad.
Vocabulario navideño
Ya hemos señalado que la música ayuda a desarrollar el lenguaje, ¿y en el caso de los villancicos? Resulta que estas composiciones introducen un vocabulario nuevo para los niños. Si lo repiten frecuentemente les hará mejorar su pronunciación, fonética y tonalidad de la voz.
Términos como “aguinaldo”, “zambomba”, “cascabel”, “almirez” o “borriquillo” formarán parte de su nueva jerga navideña.
¿Y qué más beneficios nos aportan los villancicos? Sin duda, el hecho de aprendernos la letra aumenta nuestra memoria. Y si además incorporamos canciones en otros idiomas, nos enriquecemos mucho más.
Organizar una banda musical
Por último, cantarlos mejora nuestras habilidades motrices y las de los pequeños de la casa: seguir el ritmo, cantarla más lenta o más deprisa, acompañada con instrumentos, o crear una fácil coreografía grupal, es un buen ejercicio motriz.
Por todas estas razones y algunas más que me dejo en el tintero, de este año no pasa que no forméis en cada hogar una banda musical familiar: castañuelas, pandereta, guitarra, dar las palmas o cualquier otro objeto improvisado ayudará a dar ese ambiente festivo y navideño.
Para facilitaros el trabajo, os señalamos un par de páginas para consultar las letras de los villancicos: musica.com y letras.com.