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¿Sabes qué frase le repitió el padre de Charles Dickens a su hijo durante toda su vida?: "Ningún hombre se puede considerar inútil si aligera la carga de otros". Sólo con aligerar la vida de los que nos rodean, ya nos iremos de este mundo dejándolo un poquito mejor de lo que lo hemos encontrado.
Podemos hacerlo con pequeños gestos aparentemente irrelevantes que aligeran la carga de una persona. Como una sonrisa, una llamada antes de que acabe el día, un café que sabe a desahogo, una mirada reconfortante; una foto de whatsapp porque quiero recordar que, aunque nos separen miles de kilómetros, eres importante. Y, ¿por qué no?, una felicitación navideña.
Navidad es un tiempo único del año, en el que todos nos giramos a contemplar el escaparate de lo bueno, la verdad y la belleza. Un escaparate que pone de moda eso que tanto reconocía el padre de Charles Dickens: “Aligerar las cargas de los demás''.
Una de esas opciones, es la de las felicitaciones navideñas. Tradición que hoy en día es una especie en extinción, ya que son pocas las felicitaciones que encontraremos en nuestro buzón. Cada vez que aparece una, resuenan unos silenciosos cascabeles de ilusión, que jamás conseguirá despertar una felicitación por whatsapp.
Unas palabras, de puño y letra, consiguen descender a lo más profundo de nuestros sentimientos. Por eso, cuando te llega a casa una felicitación navideña, es que alguien necesita el color indeleble de la tinta para decirte: gracias, perdón, te quiero en mi vida. Y…, que suene a eternidad.
Una muestra de amor contenida en un sobre
Elige a las personas más importantes de tu vida a quienes les quieres hacer llegar unas palabras llenas de cariño. Quizá quieres invertir esa pequeña cantidad de tinta en alguien a quien no ves desde hace muchos, o, tal vez, quieres dedicarle unas letras de amor a alguien con quien convives todos los días. Sea como sea, no renuncies: deja tu granito de amor estas Navidades.
Hacedlo todo por Amor. Así no hay cosas pequeñas: todo es grande". San Josemaría Escrivá
Por tanto, no hace falta que tengas una gran lista de gente a la que enviar felicitaciones. Pon amor a quien se la mandas, y será una tarea gigante, digna de participar en un “Cuento de Navidad”.