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Chile acaba de recordar los dos años de la detección del primer caso de coronavirus. Debido a esto se realizó este jueves un acto conmemorativo en el Palacio de La Moneda. La pandemia ha dejado en ese país más de 40.000 personas fallecidas.
Sin embargo, de un momento a otro (fuera del dolor por lo que ha generado la pandemia en ese país), una imagen comenzó a hacerse viral de manera sorpresiva. Se trató de la agresión de una joven de 22 años que le vació a Piñera una botella de agua sobre la cabeza.
Según informaron medios chilenos, rápidamente la mujer –que acompañaba a su abuelo en el acto- fue detenida y trasladada a una comisaria. El hecho, que sucedió a pocos días de que Piñera deje la Presidencia, fue inmediatamente repudiado a nivel político.
Un gesto bien humano…
Pero lo sucedido este jueves en Chile no culminó con las imágenes que recorrieron los medios de comunicación y las diversas declaraciones. Luego de esto aconteció algo que también llamó la atención.
Es ahí donde ingresa en escena don David, abuelo de la agresora y funcionario reconocido por su labor en la pandemia. Según T13, el abuelo se dirigió hasta el despacho del presidente chileno. Fue ahí que trascendió, tal cual se informó, que le pidió disculpas, hecho que derivó en un potente abrazo.
Por su parte, a través de las redes sociales, Piñera expresó:
“Abrimos las puertas de la casa de todos para conmemorar y agradecer a los chilenos dos años de lucha contra la pandemia. Terminó con una acción que daña nuestra democracia y sana convivencia. Su abuelo vino a pedirme disculpas, las acepté y lo recibimos con el respeto que todos merecen”.
Un trasfondo divino…
Finalmente, también se conoció que no se tomarían acciones legales contra la agresora. Pero más allá de decisiones o trascendidos, el potente gesto del abrazo tras un pedido de disculpas no hace más que confirmar aquello de la importancia del reconocimiento de los errores, la humildad para dejar a un lado rencores y mirar hacia adelante. Y por qué no hasta el rol de los abuelos, seres cargados de sabiduría como tanto recuerda el papa Francisco.
Sí, el gesto está muy lejos de haber sido una imagen de campaña electoral, es más bien algo bien humano (errores, equivocaciones). Pero en el fondo también tiene un dejo divino (perdonar y ser perdonado).