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Los quintillizos sirven desde hace 11 años como monaguillos en la parroquia de Nuestra Señora de la Esperanza, en la zona de Candiles en el Municipio de Corregidora, en el Estado de Querétaro, México.
Algo que más recuerdan los quintillizos cuando se les pregunta sobre su infancia, es lo divertida que ha sido su niñez, pues nunca han estado solos, y la diversión los ha acompañado en todo momento, como también los ha acompañado la fe en Dios y el ejemplo de sus padres de amar a Dios en todo momento.
Para ellos han sido inolvidables todos los juegos que han compartido, desde guerra de almohadas hasta voltear la casa y los muebles para crear todo un circuito con obstáculos en el cual competían como en algunos programas de televisión. Sin darse cuenta, todos estos juegos poco a poco los fueron formando en la comprensión entre unos y otros como también los fueron forjando en la ayuda mutua.
Otro momento de su vida que recuerdan los quintillizos es su época escolar. Siempre han sido responsables y muy unidos a pesar de que los dividían en dos grupos, pero es imborrable para ellos ese momento de caminar juntos para ir a la secundaria, acompañarse y cuidarse al entrar y salir, estos momentos son los que les han permitido fortalecer sus lazos de hermanos.
Si bien nunca fueron niños que pelearan o agresivos, si se defendían entre ellos cuando alguno era ofendido o abusado por otros niños en la escuela. Esto es también un bonito recuerdo que comparten en entrevista para Aleteia.
La líder, ella
Los varones reconocen en Mariel, la única niña de los quintillizos, a una líder cuando se trata del servicio de monaguillos. Ella es quien les da las indicaciones para los diferentes roles, como llevar los ciriales y la cruz alta o el incensario o la credencia. Para ellos, el servir a Dios en el altar es algo único y especial que les ha cambiado la vida.
Aaron, Aldo, Alonso, Andrés y Mariel Rodríguez Morales, también recuerdan lo especial que ha sido el hacer su Primera Comunión y la Confirmación. Ellos expresan que ha sido una bendición que cada uno tenga sus propios padrinos: cinco parejas de padrinos son quienes los han acompañado en cada sacramento. Una riqueza en el compadrazgo para sus papás y para ellos una riqueza de bendiciones al tener cada uno de ellos sus propios padrinos.
Después de cinco años sin quedar embarazada
Para los quintillizos el compartir como es que nacieron los llena de emoción y orgullo pues ellos relatan que sus papás tenían más de cinco años sin poder embarazarse y acudieron a un doctor pero no les prometían nada, así que sus papás oraron con fe a Dios por un milagro para poder ser papás, los quintillizo comentan que su papá le pedía a Dios un hijo por lo menos un hijo y su mamá le pedía a Dios cinco hijos o los que fueran.
Increíblemente Dios les concedió después de cinco años, cinco hijos al mismo tiempo. Nunca se imaginaron que sus plegarias serían escuchadas. Es por eso que los quintillizos se definen como un milagro.
A partir de ese momento la mamá de los quintillizos Rodríguez Morales no volvió a dormir en paz, pues tenía mucho trabajo por el cuidado de los bebés, pero comentan los quintillizos que su mamá era muy dedicada, amorosa y muy organizada. Anotaba en un cuaderno todo lo relacionado a su alimentación y los cuidados especiales de cada uno de sus quintillizos para no olvidar ningún detalle para bañarlos, cambiarles de pañales y todo lo relacionado a su salud.
Uno de los bebés, con problemas de salud
Es necesario resaltar que todo milagro conlleva un reto y una misión especial, pues ellos fueron sietemesinos. Para muchos pudiera ser una complicación pero para ellos significó fortalecer la paciencia para sus papás y también significó que tuvieran que fortalecer su fe en la oración, pues la salud de uno de los bebés, el pequeño Alonso, fue delicada hasta el punto de necesitar una microcirugía de emergencia de madrugada sin mucha esperanza de vida. Por esta razón el papá de los quintillizos le rezó con mucha devoción a San José para que intercediera por su pequeño bebé.
Y el milagro sucedió. El pequeño Alonso salvó la vida y como promesa de su padre, ahora lleva como primer nombre el de José, en agradecimiento por la curación.
El matrimonio de los Rodríguez Martínez -la señora Elsa Morales Reyes y el señor Humberto Rodríguez Macedo-, salieron más fortalecidos en amor y fe de esta etapa tan complicada. Pero después de esa época Dios los llenó de profunda felicidad al ver a sus cinco bebés crecer en tamaño y crecimiento espiritual.
“Para mí servir a Dios en el altar es lo mejor que me ha pasado en la vida”
Aldo
“Cambiamos nuestro estilo de vida al ser monaguillos pues fue una puerta para acercarnos a la iglesia”
Mariel
“Conforme fuimos creciendo, crecimos también como monaguillos, nos acercamos más a Dios y aprendimos más cosas” Aaron
“A una edad muy temprana aprendimos cosas que muchos otros niños desconocen en cuestiones de fe y de Dios”
Alonso
“El servicio de monaguillo me ayudó mucho pues entendimos mejor qué y cómo era la misa, nos ayudó a comprender el significado de la santa misa”
Andrés
Llevando la Comunión a los enfermos, con sus papás
Hay un momento único y especial para ellos. Cuando lo describen es casi un momento divino. Y es cuando sus papás, que son ministros de la Comunión, llevan la Sagrada Eucaristía a los enfermos. Ellos, con sus sotanas y vestimenta de monaguillos, acompañan a sus papás en ese momento sublime. Los enfermos se sorprenden de cómo cinco monaguillos entran por la puerta de su casa y sienten y notan la presencia de Dios.
Los quintillizos relatan este momento como si fuera un lapso minúsculo en el cielo. Dios se acerca a los enfermos y ellos han sido testigos de milagros y de sanaciones inexplicables.
Estos monaguillos nos demuestran con su alegría y su fe que la inocencia es importante para vivir y ser testigos. Pero sobre todo nos enseñan que la vida en toda su extensión es un milagro. Dios da a manos llenas a los que saben perseverar y esperar con confianza la misericordia de Dios.