¿Qué puede decir una madre (o padre) a su hija adolescente para ayudarla a convertirse en una mujer serenamente consciente de su propia belleza? Claire de Saint Lager, autora, ofrece excelentes pistas. Ella es la fundadora de "Graine de Femme", un camino que -en Francia- ayuda a las mujeres jóvenes a conocerse mejor y a revelar su personalidad única.
Ser mujer es un don
"Convertirse en mujer es una experiencia que debe estar arraigada en la alegría", garantiza Claire de Saint Lagar. Una experiencia única y maravillosa, durante la cual la joven aprende a conocerse y realizarse a sí misma. Toma conciencia de su propia belleza, de su propio valor, de sus propias cualidades femeninas... y aprende a verlos como un don.
Una oportunidad de participar de la obra creadora de Dios
Es bueno invitar a tu hija a honrar su cuerpo femenino y a estar orgullosa de él: un día podrá ser madre y así participar en la obra creadora de Dios. Invítala, por ejemplo, a ver la menstruación no como una "llaga", sino como un signo "de buena salud que viene a significar la capacidad del cuerpo para llevar a un bebé". Claire de Saint Lager observa que, en el momento de la menarquia, "las chicas son celebradas como en una boda o en un bat-mitzvá, es una gran fiesta". ¿Por qué no establecer un pequeño ritual para enfatizar este importante paso, ofreciendo un regalo, una joya y/o flores?
Una mujer única e irrepetible
El primer punto de referencia de un niño, en el vínculo y la identificación, es la madre: "Al principio de la vida, hay como una indiferenciación de cuerpos, porque el niño es uno con la madre". Este vínculo es fundamental. Con el tiempo, es esencial "animar a la hija a acceder a sus deseos, a desarrollar sus dones particulares, sus talentos". "¡Es primordial fomentar lo que la niña tiene de único y singular, y valorarlo!" Por eso es bueno que también se inspire en otras mujeres a su alrededor: de esta manera puede construirse un camino personal.
Heroína de su propia vida
Fomentar los deseos y sueños que una joven lleva en su corazón es hermoso y es algo bueno. Para Claire de Saint Lager, "la adolescencia es la época en la que uno sueña, en la que uno puede atreverse, en la que hay todo por diseñar". Debemos confiar en ellas, escucharlas, y al mismo tiempo acompañarlas paso a paso. "No decides tu vida a los 15 años: es algo que vas a construir con el tiempo. Se colocan las primeras piedras, tal vez vayas a tomar alguna calle lateral, luego otros caminos. Aprender a orientarse lleva tiempo. Lo importante es dar sentido a cada etapa y atreverse a asumir sus propios riesgos".
"Eres hermosa"
Animar a la joven con la palabra y con la mirada es fundamental: felicitarla por lo que lleva puesto, por las cosas hechas, por su belleza. "Puedes tener la hija más bella de la tierra, pero si su padre nunca le dice que es hermosa (en un sentido amplio), no lo creerá", explica Claire de Saint Lager. Ella irá y buscará esta respuesta en otro lugar". Ayuda a tus hijas a encontrar su belleza personal: ¿se manifiesta en generosidad, dulzura, inteligencia, humor...?
Amarse y dejarse amar
"Amarse a uno mismo es un proceso largo -dice la autora-, pero sin duda comienza con la capacidad de rodearse de personas con las que nos sentimos bien y que nos quieren". Es importante que la joven busque amigos que la respeten y valoren. Si carece de confianza en sí misma, puede caer en relaciones tóxicas que no serán beneficiosas. "La elección de nuestros amigos también muestra la estima que tenemos por nosotros mismos".
Eres hija predilecta de Dios
La adolescencia es también un momento para conectar íntimamente con la vida espiritual. Claire de Saint Lager subraya la importancia de esta escucha interior que se abre a lo divino, "de corazón a corazón con Aquel que vive en mí y que es más íntimo a mí que de mí misma". "Es importante que la joven sepa que es amada y que entra en una relación amorosa con el Señor. Como si el Padre Celestial le estuviera diciendo: 'Eres hermosa, mi muy querida y amada hija'".