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Como cada agosto desde 1986, el pueblo de Misiones celebró a Santa María del Iguazú, «signo de los 400 años de Evangelización», como la definió el nuncio apostólico en la Argentina en su visita a la selva. El marco de la celebración, en el Santuario Diocesano de Santa María del Iguazú medio de la selva, fue, como es habitual, maravilloso.
Todo el fin de semana, que incluyó la celebración de la Asunción de la Virgen, cientos de peregrinos llegaron hasta un altar arropado por árboles que hacen de retablo y filtro de la luz solar, cual vitrales en una catedral, y árboles intercalados entre las filas de asientos emplazados con forma de anfiteatro sin más barreras que las hojas de la vegetación, y un coro que combina el canto humano con el de las aves.
El vínculo con los guaraníes
La elección del lugar no es casual. En 1626, en ese lugar cercano a las Cataratas del Iguazú, nació la reducción jesuítica de Santa María del Yguazú en la que más de 8.000 guaraníes abrazaron la fe.
Una mudanza y los avatares sufridos por esas comunidades católicas hicieron que desapareciera la imagen originaria con la que los guaraníes expresaban su devoción a la Virgen María. Si bien con el tiempo se intentó recrear esa imagen, como expresan en el santuario, «parece que la Virgen no quiso que fuera así».
Una imagen de madera
Y recién en la década del 80, un odontólogo apasionado de la talla Teófilo Rodolfo Allou creó una imagen en madera de cancharana, que comenzó a peregrinar la diócesis de la mano del primero obispo de Puerto Iguazú.
Fue el propio pueblo, en la recién nacida diócesis, que pidió patrona a María en esta advocación que la muestra como mujer trabajadora, de campo, apretando con fuerza al niño Dios. Y es esta imagen de María, nacida inspirada en aquella de los inicios de la Evangelización en la zona pero con rasgos propios de la época en la que fue creada, la que recibe a los peregrinos.
Y así, con el tiempo, comenzaron las peregrinaciones y la creación del santuario mariano que comprende, además del bello espacio exterior acondicionado para las celebraciones, un templo. Entre esas peregrinaciones, una muy especial que moviliza por estas fechas anualmente a cientos que caminan los 42 kilómetros que separan Puerto Libertad del Santuario.
Los jóvenes
La disposición de los jóvenes emocionó al nuncio, monseñor Miroslaw Adamczyk, según relató la agencia AICA:
«Estoy recorriendo las parroquias de la diócesis de Iguazú, y fue muy emocionante ver una gran cantidad de jóvenes que estaban listos para la peregrinación anoche en Puerto Libertad. Hoy celebramos a nuestra madre que nos cuida en todo tiempo».
Más allá de Argentina
La renovada devoción a Santa María del Iguazú ya trascendió fronteras. Hace unos años, el arzobispo de Hamburgo Stefan Heße visitó la diócesis y quedó muy conmovido por la fe del pueblo. Entre otras anécdotas, relata la emoción que sintió al ayudar a una señora a construir una sencilla casa de madera para habitar, y el verla agradeciendo a Dios por cumplir el sueño de su vida del techo propio. Y se hizo de una imagen para que lo acompañe en Alemania de Santa María del Iguazú.
«Se nota que ella está muy enraizada en la vida y costumbres del norte argentino porque representa a las típicas mujeres del lugar llevando a sus hijos en brazos», decía.