La falta de fe y formación podrían llevar a no sentirse suficiente

¿Creer que no somos suficientemente válidos es algo que le pasa solo a las mujeres o también le sucede a los hombres?

Este es un tema que cada vez preocupa más. En consulta cada vez es más frecuente que las personas digan "no siento que sea suficientemente bueno o buena".

En la mayoría de países e instituciones educativas se requiere de un cierto puntaje para ser "aceptados" en esa escuela o universidad, lo cual puede llevarnos a sospechar que este es un factor detonante. En la cuna del individualismo y la competitividad tienes que ser aceptado desde muy temprana edad para -prácticamente- todo lo que deseas lograr en la vida: sueños, planes, deseos.

Ser porrista, formar parte del grupo de baile de la escuela, estar en el cuadro de honor, ser presidente de la clase, ser admitido o admitida en una universidad, entrar a una compañía de renombre…. Para todo es necesario ser "aceptado".

Ser suficiente y valer son términos relacionados con la teoría desarrollada en la década de los 80´s por el psicólogo norteamericano Albert Bandura, conocida como autoeficacia, que habla de decirse "yo puedo hacer las cosas en las diferentes situaciones". 

Va de la mano con el concepto de autoestima, acuñado por Nathaniel Branden -también psicólogo norteamericano- en la década de los 90. La autoestima, para este autor, está fundamentada en dos componentes "sentirse capaz para la vida y merecedor de la felicidad".

¿Por qué nuestros jóvenes están en esta crisis de creer que pueden y sentir que valen?  Te compartimos las cuatro razones más frecuentes observadas en terapia.

Se proviene de un hogar con falta de fe, donde la religión no se ha hecho presente y no se vive. Los conceptos de valer (dignidad) y autoestima (virtudes humanas) se aprenden en los primeros siete años de la infancia.

No ha habido en el hogar una transmisión del concepto ser único e irrepetible. A los ojos de Dios, el alma es única y la persona no se repite dos veces. Esta enseñanza solo puede brindarse en el hogar.

La falta de formación humana, es decir aprender a pensar,  influye profundamente a la hora de empezar los años escolares que es cuando comienzan las comparaciones. Si no hay aprecio en el hogar y cultura de amor ordenado hacia uno mismo, el niño no se amará correctamente.

No amarse correctamente lleva a compararse y concluir con sentimientos de que no se es suficientemente bello, inteligente, guapo, popular, rico, etc.