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Como es costumbre al regreso de cada viaje al exterior, el Papa dedicó su catequesis al balance de su viaje a Hungría, del 28 al 30 de abril. El Papa trazó su intervención en torno a dos imágenes: "las raíces" y "los puentes", rindiendo homenaje en particular a la valentía de los cristianos húngaros frente a la dictadura comunista y su compromiso de acoger a los refugiados ucranianos.
Citando a Juan Pablo II, el Papa saludó a un pueblo que dio a la Iglesia "muchos santos y héroes, rodeados de una multitud de personas humildes y trabajadoras". Subrayó la intensa devoción de los húngaros por "los santos que dieron su vida por el pueblo, los santos que dieron testimonio del Evangelio del amor, los santos que fueron luces en tiempos de oscuridad".
La fe de los húngaros "ha sido probada por el fuego", recordó el pontífice argentino. "Durante la persecución atea del siglo XX, los cristianos fueron golpeados violentamente, obispos, sacerdotes, religiosos y laicos fueron asesinados o privados de su libertad", recordó. "Pero mientras se intentaba talar el árbol de la fe, las raíces quedaron intactas: una Iglesia escondida se mantuvo firme, con la fuerza del Evangelio", insistió.
El pontífice de 86 años también recordó que en Hungría, "la opresión comunista había sido precedida por la opresión nazi, con la trágica deportación de tantos judíos". Sin embargo, subrayó que "en este genocidio atroz, muchos se han distinguido por su resistencia y su capacidad para proteger a las víctimas".
El Papa dejó entonces su texto para rendir homenaje a la poeta húngara Edith Bruck. Esta mujer, ex deportada, se ha convertido en su amiga desde que la visitó en su casa romana el 20 de febrero de 2021. La escritora, que se hizo famosa en Italia en los años 60 gracias a su inversión en el mundo del cine y el teatro, "ha pasado todas estas penalidades" y "recuerda a los jóvenes la importancia de luchar por un ideal, para no ser vencidos por la persecución, por el desánimo", subrayó. "Hoy, esta poeta tiene 92 años. ¡Feliz cumpleaños, Edith!", lanzó Francisco.
Resistirse al "consumismo adormecedor"
El Papa Francisco remarcó que, a pesar de la caída del régimen comunista, aún hoy "la libertad está amenazada". Como había hecho el 30 de abril en una universidad de Budapest, el Papa denunció "un consumismo anestésico, donde uno se contenta con un poco de bienestar material y donde, olvidando el pasado, uno 'flota' en un presente hecho a medida para el individual. Francisco invitó a la gente a levantarse contra esta profunda tendencia de las sociedades occidentales, que se abre a una "peligrosa persecución de la mundanalidad, impulsada por el consumismo".
"Cuando lo único que importa es pensar en uno mismo y hacer lo que nos agrada, las raíces se asfixian", insistió el Papa Francisco, constatando el menor compromiso de los europeos en la "entrega a los demás" o incluso en la "creación de familias numerosas". "Toda Europa está en crisis", agregó Francisco, instando a cada persona y a cada pueblo a no olvidar nunca sus raíces.
Refiriéndose a la ciudad de Budapest, "famosa por los puentes que la atraviesan y unen sus partes", el pontífice reiteró "la importancia de construir puentes de paz entre los diferentes pueblos", situando en ello "la vocación de Europa". Elogió a las autoridades húngaras por "el puente humanitario creado para tantos refugiados de la vecina Ucrania", así como por "la gran red de caridad de la Iglesia húngara".
El Papa también rindió homenaje al compromiso de Hungría con la protección del medio ambiente y con "construir puentes entre generaciones, entre viejos y jóvenes, un desafío al que hoy nadie puede renunciar". Refiriéndose a la presencia de representantes ecuménicos en la Misa dominical, el Papa también insistió en "la belleza de tender puentes entre los creyentes".
El Papa finalmente elogió la intensa participación litúrgica de los húngaros, sus talentos musicales y su intensa piedad mariana. "A la Reina de Hungría, encomendemos este querido país, a la Reina de la Paz, encomendemos la construcción de puentes en el mundo, a la Reina del Cielo, a quien aclamamos en este tiempo pascual, encomendemos nuestros corazones arraigarse en el amor de Dios", concluyó.