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Mi contacto con la «Capa de coro» de santa María Eufrasia en Chile

MARIA EUFRASIA - CHILE
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Ingrid Saavedra T. - Aleteia Chile - publicado el 20/06/23
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Una pieza de valor incalculable que se encuentra bajo la custodia del Museo del Buen Pastor en San Felipe. Aquí comparto algo de su historia

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La rural ciudad de San Felipe, en el Valle de Aconcagua, es un lugar cargado de historia. No es casualidad que fuera esa zona del país la escogida por María Eufrasia de Pelletier para enviar, en 1855, a un grupo de siete mujeres que atravesaron mares y tierras con el mandato de fundar la primera casa de la Congregación de las Hermanas de la Caridad del Buen Pastor en Chile.

Es justamente en el corazón de esa localidad, donde se emplaza actualmente el Complejo Patrimonial que contiene entre sus obras, el Museo del Buen Pastor, un lugar pleno de tesoros que se custodian con mucho profesionalismo y cuidado, procurando preservar grandes momentos de nuestra historia.

Entre esos artículos, muchos desconocidos para la mayoría, destacan varias piezas que pertenecieron a santa María Eufrasia de Pelletier, que datan del siglo XIX, entre ellas, cajas de correspondencia, su pluma, una silla de cocina y la «Capa de Coro», pieza confeccionada de lana y fibras naturales, utilizada en ceremonias solmenes y liturgias especiales en las que participaba la Santa en Angers.

CHILE
La «Capa de Coro» de santa María Eufrasia de Pelletier

Reviviendo la historia

Fue a fines de mayo que el equipo de la Fundación del Buen Pastor San Felipe realizó una actividad para revivir la memoria histórica, al conmemorar 168 años de la llegada a Chile. Ese día, se nos abrió la puerta a un recorrido mágico, donde a medida que avanzaba la experiencia, amenizada por una puesta en escena, me iba encontrando con piezas únicas, que me transportaron a mediados del 1800.

Fui caminando por los salones, mientras por mi cabeza se proyectaba una película, donde la protagonista María Eufrasia desde Francia hacía las conexiones para concretar una gran obra en nuestras tierras. Sin embargo, hubo una pieza que me robó el aliento, ahí estaba su «Capa de coro», inevitablemente gastada por el paso del tiempo, pero cargada de historia, cantos, oraciones y vivencias.

Leda Chopitea, directora de la Fundación, me colaboró gentilmente con algunos datos que dan cuenta de la llegada de estos artículos.

«Según se conoce, los objetos habrían sido obsequiados por la superiora general María San Pedro de Coudenhouve, sucesora de la Santa, a la Madre Josefa, quien estuvo en Francia, siendo muy cercana a María Eufrasia, con quien compartió bastante por ahí por 1867. Fue así como llegaron a suelo chileno, permaneciendo mucho tiempo en algunas oficinas de la Congregación, hasta que en 2004 fueron donadas por la Sede Provincial para  formar parte del Museo, inaugurado en 2005».

La imaginé con ella puesta, mientras repetía incansable la frase que es su sello: «Una mujer vale más que un mundo», dando paso a la creación de una enorme obra que a la fecha se encuentra en todo el mundo teniendo como principal objetivo  la defensa de los derechos y la dignidad humana, especialmente en los rostros sufrientes de las mujeres, niños, niñas y adolescentes y de manera especial en las migrantes.

«Para nosotros es una de las piezas más importantes que tenemos, una reliquia de más de 180 años, con un valor histórico y espiritual muy grande, es un honor poder custodiar esta pieza; la cual debido a su tejido requiere muchos cuidados de temperatura, un ambiente preciso, cuidado de la luz, etc. esto con el fin de conservarlos en las mejores condiciones. Fue restaurada en 2014 debido a su deterioro natural y por lo mismo la mantenemos en depósito, fuera de la exposiciones abiertas para su mejor preservación», comenta Leda.

MARIA EUFRASIA
Una muestra con pertenencias de la santa a la que tuvo acceso Aleteia

Historia de primera fuente

No hay mejor forma de conocer la historia que siendo testigo, esta posibilidad es la que entrega la Fundación del Buen Pastor de San Felipe. Observar cada objeto que se encuentra en su custodia y conectar con el relato del que formó parte en algún momento.

Fue así como junto a la «Capa de coro» de María Eufrasia, me encontré con la caja de nácar en la cual fue enviada a Chile, otras cajas con motivos chinescos en la cual guardaba su correspondencia personal, un textil tipo gorro que se utilizaba para dormir, entre otras reliquias.

La directora agrega: «Es un desafío diario para el museo el trabajo conservacional y de difusión que está en nuestras manos, este  es el único lugar donde se puede tener contacto con este tipo de objetos y por ello la invitación es a acercarse y conocer de primera fuente todo lo que  nos ha llegado».

Muy de acuerdo con las palabras de Leda Chopitea, pues el haber tenido contacto con un «manto sagrado»,  que perteneció a una santa -que estuvo en contacto con su piel,  cubriéndola en ceremonias solemnes- sin duda que es un privilegio del que no se da cuenta muy seguido.

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