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¿Sabes lo que es un trauma? Es una situación que has vivido en el pasado, en cualquier contexto de tu vida, que te ha generado una enorme cantidad de estrés y un sentimiento de impotencia.
Esta situación está formada por todo lo que has interiorizado negativamente. Es decir, una situación que ha creado heridas en ti y momentos en los que te has sentido invadido en tu intimidad y en tu verdad.
El trauma nos impide dar pasos significativos en nuestras relaciones y en todos los contextos de nuestra vida. Te impide ser quien realmente eres.
El trauma tiene voz y nos susurra al oído; simplemente no nos deja seguir adelante.
Hay personas que tenían muy poco espacio. Que no tenían como hablar de sus emociones, de sus heridas. Personas que fueron invadidas en sus sentimientos y personas que no fueron reforzadas en lo que sentían que era importante para ellas. Personas que han sido testigos de agresiones y violencia, que han sufrido abandonos absurdos.
Y generalmente estas personas -si no han buscado u optado por la ayuda- viven con estas heridas, invasiones y abandonos palpitando en su interior. Viven con este ruido, que nunca se ha calmado dentro de sus corazones. Las personas así siguen desorganizadas, siguen teniendo esas voces ensordecedoras que gritan en su interior.
El hecho es que si tienes un trauma que no ha sido trabajado, tratado y resignificado, vivirás con él llamando a la puerta de tu corazón hasta que sea escuchado; hasta que sea sanado.
Un trauma, cuando no es resignificado, te roba lo mejor. Te roba tu esencia. Te roba la fe en la vida.
Busca ayuda, habla con personas cercanas y abre tu corazón. Abre tu corazón a Dios. Dios no se rinde. Dios cura.