80 presos y presas, 30 profesionales de instituciones penitenciarias -funcionarios, educadores, trabajadores sociales…- y 30 capellanes y voluntarios de pastoral penitenciaria hicieron juntos el Camino de Santiago del 2 al 8 de octubre de 2023.
Compartir camino, techo, alimento, anhelos e ilusiones les permitió vivir "unos días de auténtica libertad", en palabras de una de las internas que participó en el Camino de Santiago Penitenciario.
Los organizadores están seguros de la fuerza de esta experiencia. Por eso la han organizado este año por segunda vez.
El director del Departamento de Pastoral Penitenciaria de la Conferencia Episcopal Española, el mercedario Florencio Roselló, declaró a Aleteia que "este Camino les hará fuertes para superar su paso por la cárcel".
Camino francés, inglés y portugués
Los peregrinos procedían de diez prisiones españolas: Puerto Santa María de Jerez; Botafuegos de Algeciras; Jaén; Quatre Camins de Terrasa; Pamplona; Segovia, Burgos; Soto del Real de Madrid; A Lama de Vigo y Teixeiro de A Coruña.
Salieron de distintos lugares y recorrieron unos el Camino francés, otros el Camino inglés y otros el portugués, y se encontraron todos el sábado 7 de octubre en el Monte del Gozo.
Allí vivieron los típicos momentos de alegría de los peregrinos que sienten ya cerca su meta, e iniciaron todos juntos el último tramo del Camino hasta Santiago de Compostela.
Segundas oportunidades
En la catedral del Apóstol patrón de España, abarrotada de peregrinos de distintos países, celebraron la Misa a las doce del mediodía.
La presidió monseñor Fernando García Cadiñanos, el obispo de la Pastoral Penitenciaria en España.
En su homilía habló de la libertad, de la misericordia de Dios con todos y de las segundas oportunidades que merecen las personas que salen de prisión.
Presos y voluntarios leyeron lecturas, entre ellas una emotiva invocación al santo, agradeciendo la confianza para poder vivir esta experiencia y pidiéndole su cercanía y ayuda.
"Apóstol Santiago, que estuviste cerca de Jesús en su agonía en el huerto, que contemplaste la resurrección de la hija de Jairo y que acompañaste al maestro en el Tabor, intercede por nosotros para que seamos fuertes en el sufrimiento, acrecentemos nuestra fe en la capacidad de resurgir de nuestras muertes y nos planteemos nuestro tiempo de privación de libertad como un aprendizaje para un futuro digno y feliz", pidió una presa en nombre de todos.
Libertad
Después de la eucaristía el grupo compartió reflexiones y diversos testimonios del Camino concluido.
Algunas palabras que los internos compartieron en ese momento quedaron grabadas en el corazón del padre Florencio Roselló, que hoy las recuerda y comparte:
"Se escucharon expresiones emocionantes como 'he experimentado la libertad en la naturaleza', 'no me he sentido ni mirado ni observado', 'hemos sido unos caminantes más' y 'valoramos que no ha habido diferencias entre presos, voluntarios ni funcionarios, todos hemos sido uno'".
Fuertes, seguros y esperanzados
Acabada la peregrinación, tocaba volver a la cárcel, a convivir con barrotes, con ventanas de hierro y acero. Algunos "de bajón", según comentaron los responsables de los grupos.
"Pero el santo, el apóstol Santiago, obra milagros cada día -asegura el padre Florencio- y estos días lo ha hecho con los 80 presos que han realizado el II Camino de Santiago Penitenciario".
"Porque los ha devuelto a la cárcel fuertes, seguros y esperanzados de que el futuro también llevará el Camino recorrido -concluye-. La reinserción se construye entre todos, también con el apóstol Santiago".